La vuelta ilusiona

Argentino borró a Barracas Central y jugará la Promoción

Javier Parenti / Ovación

A lo grande. Sin dejar dudas. Inesperadamente para muchos. Como sea. Argentino dio un paso gigante en su camino a la B. Ese objetivo que ahora empieza a palpitarse con la razón que acompaña al corazón de hincha. El de ese salaíto que grita sin dudar que “le queda chica la C”. Tal vez sea cierto, pero quién puede responder hoy con acierto una cuestión que ayer pareció no dejar dudas. Lo creían derrotado por la adversidad del partido de ida, en el que había caído 3 a 2. Si hasta se hablaba de un trámite. Lo fue, pero con los papeles en orden y un libreto ganador, bien rosarino. Tuvo el premio. Cierto que no una ensaladera de plata y en el césped de Wimbledon, pero con un 6-2 en tierra de Barracas Central, que para las comparaciones no está nada mal. Claro, falta el Grand Slam con los Defensores de Cambaceres, y que a nadie se le ocurra pensar en el final antes de tiempo.

  Para contar. Uno: Bertollo; dos: Chacón; tres: Villegas; cuatro: Chacón; cinco: Godoy; seis: Godoy. ¿Y el goleador Müller? Quizás habrá guardado sus goles para las finales. ¿Y los penales o tiros libres de Raggio, reservados también?

  Para seguir contando. Argentino se jugó la gran final. Salió a lo grande, nada de esperar. Quería revancha y se la tomó al pie de la letra. Los salaítos de Jorge Díaz sabían qué hacer y se encontraron con un Barracas Central al que le cayó la ficha cuando era muy tarde.

  “Guarda que estos nos quieren ganar”, se avivaron con el 0-4 a los 42’. Era un paseo. No de pasatiempos sino de compromiso con la causa ganadora. Había que meter y se metía, se necesitaba juego y la pelota era bien tratada, era imprescindible convertir y fueron apareciendo los goles.

  Módica distribuía y Chacón liquidaba por izquierda, aprovechando que el local dejó grietas enormes por ahí y con su defensa indefensa que nunca supo de qué se trataba el partido. Por eso la primera mitad terminó con el 4-1 escaso. Por eso la continuidad no marcó un quiebre y pronto se vio el match point.

  Con el 6-2 los locales bajaron definitivamente los brazos, tanto sus jugadores (excepto Manzini) como sus hinchas. Por eso se escuchó la temprana celebración de los hinchas salaítos. Los jugadores recién festejaron el final, como debía ser, dando rienda suelta a la merecida alegría.

  Otra vez Argentino festejó ante Barracas Central, como en el ascenso de 2004, aquel de los penales. Otra vez afrontará una final ya conocida, la de 1990 con Cambaceres y el gol del Toto Piva. Otra vez celebrará al final. Perdón. Ojalá así sea.

El Salaíto festeja la fenomenal victoria que lo acerca a la B.