Kirchner busca una estrategia útil que limpie su imagen

El presidente Néstor Kirchner permaneció toda la mañana de ayer en su despacho de la Casa Rosada analizando con sus colaboradores estrategias a adoptar frente al escándalo de Skanska y el conflicto de Santa Cruz.

Este fin de semana el jefe de Estado tampoco tiene previsto viajar a su ciudad natal, Río Gallegos, la que no visita desde hace por lo menos dos meses debido al clima de tensión que se vive allí por los reclamos salariales de docentes y empleados públicos.

El sábado pasado, la hermana del presidente y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, fue agredida con harina, huevazos y tirones de cabello cuando salió de un restaurante en Río Gallegos.

Kirchner arribó alrededor de las 8 a su despacho de la sede gubernamental y dialogó como lo hace habitualmente con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y los secretarios de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y de General de la Presidencia, Oscar Parrilli.

Entre los temas que estuvieron en la agenda de las conversaciones del presidente con sus colaboradores sobresalen el caso Skanska y el irresuelto conflicto santacruceño.

Kirchner también se reunió con el ministro de Planificación, Julio De Vido, a quien la oposición le pidió juicio político por el caso Skanska, que involucra a funcionarios de su cartera.

Kirchner estudió con sus colaboradores las derivaciones que tendrá su decisión de revelar en un decreto una conversación privada entre el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el fiscal Carlos Stornelli, donde éste habría anticipado que se "iba a cargar" a dos funcionarios, en relación a Madaro y Ulloa.

Stornelli dio explicaciones anteayer ante su superior, el procurador general de la Nación, Esteban Righi. Versiones extraoficiales indicaron que Kirchner y Righi habrían conversado sobre la situación del fiscal del caso Skanska.