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 miércoles, 25 de abril de 2007  
Sistema en colapso. Quieren saber cómo pudo hacerse fuego en una celda del instituto
Establecen que el chico muerto en el Irar no quiso inmolarse a lo bonzo
Lo descartó el análisis judicial de la autopsia y un informe de bomberos. Presumen negligencias. Citaron a 10 empleados y secuestraron el libro de guardia

María Laura Cicerchia / La Capital

La muerte de un chico de 16 años que se prendió fuego en el Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar) no fue resultado de un accidente ni de una decisión del joven de inmolarse a lo bonzo. Así lo determinaron la autopsia y el informe de bomberos, que además descartó que el fuego se iniciara por el uso de combustibles. Mientras se investiga en qué circunstancias el chico resultó quemado en el 80 por ciento de su cuerpo, diez operadores del centro de internación prestaron declaración informativa en la causa por la muerte, en la que se perfilan con más claridad las presuntas negligencias cometidas por el personal.

El mismo día en que un grupo de legisladores recorrió el instituto de Saavedra y Cullen con un diagnóstico lapidario sobre las condiciones del lugar, el juez de Menores Juan Leandro Artigas secuestró el libro de guardia del instituto. En ese registro se constataron errores al consignar el ingreso del chico que horas más tarde terminaría quemado en su celda, por lo que el documento será sometido a pericias. Durante el allanamiento también se confeccionó un esquema con la ubicación que tenía cada uno de los internos la noche del miércoles pasado.

La tragedia.
Ese día fue recapturado Néstor S., un chico de 16 años que estaba acusado por la muerte de Luciano Drovandi, a quien dos jóvenes balearon de muerte para robarle la moto en Pellegrini y Provincias Unidas. Lo habían inculpado en julio del año pasado porque en su casa se encontró la moto robada, pero su situación no estaba resuelta. El 22 de marzo escapó del Irar. El miércoles regresó allí, contra la orden de un juez que lo había enviado a la seccional 1ª. A las 23.30 un celador lo encontró cubierto con una frazada envuelta en llamas y murió la madrugada del viernes.

Según precisaron ayer fuentes del caso, la autopsia y el estudio de Bomberos Zapadores determinaran que la combustión no pudo iniciarse de un modo accidental, por ejemplo, al entrar la manta en contacto con una colilla de cigarrillo. Descartado ese supuesto, para los investigadores sólo queda la posibilidad de que el fuego se iniciara con la intervención voluntaria de una persona. Lo que se debe establecer ahora es si quien inició el fuego fue un tercero o el mismo chico.

No obstante, los informes descartaron un suicidio porque en la celda no se detectaron sustancias combustibles. Para allegados a la causa, el joven podría haber iniciado el fuego como medida de protesta, posiblemente bajo el efecto de drogas, pero luego la situación se le fue de las manos y no pudo controlarlo.

Lo grave, en ese caso, es que llegaran a sus manos elementos aptos para iniciar un incendio. “En cualquier hipótesis la negligencia está presente. Que tuviera los elementos para prenderse fuego ya es una impericia”, precisaron fuentes de la causa.

Otros elementos que dan cuenta de la posible omisión por parte del personal es la demora en detectar el incendio. El chico fue encontrado bajo llamas en su celda por un operador que dijo haber visto humo saliendo bajo la puerta. Lo incomprensible es que no lo escucharan antes gritar de dolor y que recién se advirtieran las llamas cuando el proceso de combustión era avanzado. “No está claro que tuviera un auxilio inmediato”, ampliaron las fuentes.

El curso del fuego.
Los informes precisaron que Néstor estaba de pie, y no acostado sobre un colchón, cuando la manta que lo cubría empezó a quemarse. El fuego no se expandió sobre su cuerpo de un modo uniforme. Las piernas bajo las rodillas, los genitales, el pelo y la parte posterior de los brazos quedaron a salvo de las llamas. “El fuego se propagó de abajo hacia arriba y lo afectó en un sentido incompleto. Se le pegaron pedazos de frazada al cuerpo y él se los arrancaba”, describió un vocero. Murió, según la autopsia, por el alto nivel de quemaduras.

Según se precisó, el personal tardó media hora en apagar las llamas y más de una hora en trasladar el cuerpo hasta el Hospital de Emergencias, de donde el adolescente sería derivado al Eva Perón por falta de camas. El recorrido desde la celda hasta la ambulancia dio muestras “como mínimo, de desidia”: fue arrastrado por el piso sobre una tabla de madera, lo que le provocó desprendimientos de piel y de parte de la remera.

Diez citaciones.
Ante este panorama, diez empleados civiles y del Servicio Penitenciario fueron citados a prestar declaración informativa en el juzgado de Menores. Esto significa que no declararon como simples testigos sino que fueron eximidos del juramento de decir verdad, por una cuestión de garantías. Es que si en el futuro se desprendiera una imputación contra alguno de ellos, hablar ahora como testigos los forzaría a incurrir en falso testimonio para no incriminarse.

En el caso de que el juez Artigas advierta posibles delitos por parte del personal podría girar la causa a un juzgado de Instrucción, ante conductas dolosas, o Correccional, por actos culposos.

El magistrado había descartado la participación de menores en el incidente pero ayer reimpulsó la causa tras recibir un informe de la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) que incorpora nuevos elementos y exige que se profundice la investigación. El documento recrea las últimas horas de Néstor S. en el lugar, de acuerdo al relato de sus compañeros. Los chicos dijeron a la CTC que Chanchín no quería permanecer en algunos pabellones por problemas de convivencia con otros internos, pero que pese a ello un celador lo trasladó contra su voluntad a una celda del sector A, donde quedó solo entre dos habitaciones que estaban desocupadas.
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Chicos detenidos en el instituto de Saavedra y Cullen.

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