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 domingo, 11 de marzo de 2007  
Las maniobras hemisféricas de Chávez y su enemigo Bush
Ambos tratan de ganar adeptos en la región con visiones políticas y promesas diferentes

M. A. Bastenier

George W. Bush visita cinco países latinoamericanos, no elegidos al azar, mientras que el venezolano Hugo Chávez, sabedor de que el presidente estadounidense trata de pasear la bandera estadounidense para frenar su dadivosa política exterior, organiza contramarchas en el vecindario. Ante esas maniobras hemisféricas, cabe hacer una taxonomía de urgencia que proyecte alguna luz sobre los qué y para qué del viaje.

Los elegidos son cinco: Brasil, desde el jueves pasado, y Uruguay, Colombia, Guatemala y México, hasta el próximo. El primero de lengua portuguesa, los restantes, española; en equilibrio de población: 175 millones, Brasil, y otros tantos, todos los demás; religión, aún mayoritariamente la católica, pero con mucho aún, porque, salvo en Uruguay donde el culto es cosa menor, el pentecostalismo de la línea activista -partidario de salvar a la fuerza a la humanidad- y muy caro a la Casa Blanca, crece hasta reunir ya a un 40% de los indios guatemaltecos.

La razzia parte de Brasilia, para subrayar cuánto agrada a Washington una izquierda educada como la de Luiz Inacio Lula da Silva, y se apea en Montevideo, a un tiro, apropiadamente de piedra, de Buenos Aires, para exhibir su disgusto por los piropos del presidente argentino Néstor Kirchner a Chávez, y, sobre la marcha, prestar la ciudad capital, en la que se celebró el viernes la primera gran contramanifestación del viaje de Bush.

Pero alguna confusión no deja de sombrear tan diáfanos propósitos. El mandatario venezolano puede que sea hoy enemigo de Bush, pero Venezuela lo es mucho menos; y aunque Lula cloroformice sabiamente la relación con Washington, el verdadero rival de Estados Unidos sólo puede ser Brasil; por demografía, ambición exterior, desarrollo tecnológico y financiero, es Brasilia quien inquietará a medio plazo en Washington. Cuando un presidente estadounidense quiso visitar hace unos años el país carioca, acompañado de un séquito de varios centenares, se le comunicó que sólo tenía derecho al mismo número que había flanqueado a su homólogo brasileño en el viaje a EEUU. Ese orgullo soberano dura más que el petróleo.

La pareja siguiente la integran valores, al parecer, seguros: Colombia, la mayor apuesta de Bush en América latina, con todo su apoyo militar y económico a la lucha contra las guerrillas; y Guatemala, que arremete contra Chávez cuando EEUU necesita un candidato latinoamericano al Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero el segundo mandato del valeroso presidente colombiano Alvaro Uribe va francamente mal y la prognosis, peor; los 31.000 paramilitares, desmovilizados y en gran parte reinsertados, no saben callarse, involucrando a la clase política tradicional en complicidades de sangre derramada y dinero malversado. Ante ello, la mayoría demócrata del Congreso estadounidense no verá claro lo de seguir arrojando recursos al complicado panorama político colombiano.

Y Guatemala, que avanza sin hallar resistencia hacia el título de país más inseguro del planeta, con su media de 50 autobuses asaltados a diario por la delincuencia; un aliado al que no se puede llevar a ningún sitio.

Y así queda la posta de México, a quien EEUU amenaza con una barrera anti-ilegales, al norte de río Bravo. Mientras Chávez llena de médicos cubanos a Venezuela; compra deuda argentina; ofrece tecnología a Bolivia; y promete gasoductos, un escueto Bush anuncia la fundación de un centro de salud en Panamá (75 millones de dólares en becas para estudiar en EEUU), y el doble de ayuda a América latina (1.600 millones, pero casi todo hipotecado a Bogotá).

El líder mexicano, Felipe Calderón, que ha rendido el inestimable servicio de ahorrarle a Washington la presidencia del izquierdista radical Manuel López Obrador, necesitaría mucho más que unos cuantos dólares. El viaje es una demostración de impotencia, antes que de competencia con la pródiga Venezuela de Hugo Chávez.
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El presidente Chávez junto a su par Boliviano Evo Morales.

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