El proyecto de la isla Huemul

La historia de la Bariloche tecnológica se remonta a 1951 cuando el presidente Domingo Perón anunció que gracias al proyecto atómico de Huemul-dirigido por el científico austríaco Ronald Richter, quien en 1948 eligió a esta isla para instalar su laboratorio- la Argentina había iniciado el desarrollo de energía atómica. El tiempo después demostró que las ideas de Richter carecían de rigor y seriedad científica pero ésta apuesta hizo que la zona de Bariloche se convirtiera en el lugar elegido para instalar el Centro Atómico Bariloche ya que se aprovecharon las instalaciones y los equipos utilizados por el austríaco.

El proyecto Huemul demandó 63 millones de pesos de esos años, algo así como 300 millones de dólares de estos días, según explica Mario Mariscotti en su libro "El secreto atómico de Huemul". Debido a los escasos resultados, en 1952 una comisión del Congreso, integrada por Balseiro, llegó a la isla para investigar sobre el proyecto y pronto todo terminó en un fracaso. Hasta el día de hoy no se pudieron comprobar las teorías del científico austríaco.