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domingo,
07 de
enero de
2007 |
Buenos Aires
San Miguel del Monte: paraíso histórico y actual
Una opción cercana para descansar y hacer contacto seguro con la naturaleza en su máxima expresión
A unos 100 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra ubicada la localidad de San Miguel del Monte, donde una posada de corte suizo ofrece descanso y confort. La historia destila en este pueblo hoy apacible, otrora lugar donde Juan Manuel de Rosas preparaba sus estrategias de defensa y sus futuras políticas. La laguna de San Miguel, es la delicia de pescadores que buscan capturar ejemplares de pejerreyes y tarariras.
El pasado 18 de noviembre, San Miguel del Monte cumplió, según recopilaciones realizadas por prestigiosos investigadores en los archivos generales de la nación, 221 años de existencia. Y fue el visionario Virrey Vértiz, quien mandó construir en 1776, fuertes en la actual provincia de Buenos Aires, en medio de la vastedad del campo y el cielo, para contener el avance de los malones que pugnaban por defender su territorio.
Fue el 18 de noviembre de 1779, cuando se empezó a levantar en este sitio la capilla de San Miguel Arcángel: es que siempre la advocación de un santo protegía los puestos construidos por los españoles. Esta, fue solicitada por los mismos milicianos, los que derivan en “Los colorados del monte” cuando Juan Manuel de Rosas ( cuyo rancho todavía se conserva en la ciudad, a sólo dos cuadras de la plaza principal) conformó las milicias rurales. Y leugo en el V Cuerpo del Ejército.
Esa es la fecha que se toma como fundacional en esta pintoresca ciudad de la extensa provincia de Buenos Aires. Esos gauchos ataviados con camiseta y chiripás rojos desfilaron el domingo 19 cuando las fiestas patronales continuaban con columnas de caballos criollos y fogones en las veredas y las calles céntricas de la ciudad.
La laguna dorada
Además del Rancho de Rosas, se pueden visitar la casa del “Carancho González”, lugarteniente de Rosas; los túneles ubicados debajo de la escuela Nº16, de una antigüedad de más de 200 años, que cruzan hasta la Plaza Virrey Vértiz la que los montenses llaman Plaza España.; la Plaza Adolfo Alsina, a la que rodean el Palacio Municipal, la iglesia y los bares frecuentados por los jóvenes y en la que también juegan diariamente los chicos del lugar.
La historia marca a esta localidad que se levanta a la vera de la llamada Laguna de Monte que tiene un perímetro de 15 kilómetros y unas 720 hectáreas. Y que ofrece la posibilidad de encontrarse con una flora y fauna variopinta. Los deportes náuticos, el esquí, el wind surf, el jet ski, la motonáutica, se ven en este importante espejo de agua que por el arroyo “El Totoral” y el arroyito “El Rosario” culmina su recorrido en el río Salado. Pero lo que la caracteriza ampliamente es la pesca: dentudos, carpas, tarariras, bagres y el rey de reyes: el pejerrey.
Y estos pescadores pueden además acceder tienen camping, hosterías, hoteles, complejos y muchos lugares para comprar sus carnadas. Hubo un tiempo en que los peces escaseaban y dentro de un plan de recuperación, se plantaron con poca suerte: una bandada de bandurrias los comió sin piedad. “ No son generalmente los pescadores los clientes que componen nuestro targuet”, dicen Raquel y Bernardo Gatlen una pareja suizo argentina que desde hace seis años adoptó San Miguel del Monte como ciudad para vivir y trabajar.
Y así es: cazadores de caza menor los visitan en invierno, y el resto de la clientela es ecléctica.
Malayos que compraron tres estancias cercanas para la cría y exportación a su país de petisos de polo; indios que llegan hasta una fábrica de insecticidas para agricultura que compraron en una localidad cercana; viajantes de empresas diversas; viajeros de fin de semana... pero por sobre todo ejecutivos que participan de workshops, seminarios y grupos de trabajo.
La Posada Suiza
Para esta gran cantidad de visitantes, el complejo tiene una respuesta contundente: un salón con capacidad para 200 personas, otro salón comedor, un restaurante de comida de autor y todo el equipo técnico necesario para presentaciones de producto o entrenamiento de personal.
“Compramos hace 12 años, una casa cerca de la laguna y cerca de Buenos Aires, más precisamente a 106 kilómetros. Vivíamos en las Barrancas de Belgrano y éramos prósperos comerciantes, hasta que nos agarró el corralito y decidimos vivir acá. Previamente fuimos arreglando la casa: el living, los cuartos ( dos abajo ), la cocina y los baños de la planta baja fue lo primero que edificamos. De esto hace 12 años. Luego la visita de amigos nos movió a construir más comodidades arriba. De a poco fuimos comprando terrenos aledaños y construyendo: la pileta, el parque, otro cuerpo con departamentos y otro con suites. Y cuando no pudimos comprar al lado, fuimos enfrente y preparamos un spa con sauna, ducha escocesa, finlandesa, jacuzzi y siete habitaciones en suite, dos con jacuzzi propio”,amplía Raquel.
Mientras Bernardo, ingeniero civil, recibido en el cantón alemán de Suiza, su patria, asegura que no tiene formación hotelera pero sí sentido común, y conocimiento de las necesidades de los demás. “Limpieza, buena comida y buena cama” es lo que debe tener un buen albergue. Y con sus planos y maquetas debidamente controladas, compuso los cinco cuerpos que hoy tiene la Posada Suiza”.
“Dicen que la construcción es de estilo suizo pero no tiene un estilo bien definido. Es un poco lo que nos gusta, dibujamos, aprobamos los dos y después construimos”. La decoración es obra de Raquel quien expresa sus ideas a una amiga porteña para que ella las lleve a la práctica: “Todos los cuartos son distintos. Hoy tenemos en total 55 camas con cuartos standart, suite, suite con jacuzzi y departamentos. Todos con TV y baño privado”. También todos decorados con estilo propio.
El buen gusto se adueñó del proyecto inicial y hoy la respuesta es un maridaje entre el violeta y el blanco en los techos y paredes que juegan con los ladrillos vistos o las tejas oscuras; el gris, el verde manzana, el amarillo y el natural en colchas y cortinas; el azul y el blanco en reposeras y sombrillas.
Desde el desayunador, de impecable factura, se puede observar el natatorio que para uso nocturno se ilumina con fibra óptica; el parque, que recibe la visita de pechitos amarillos, tordos, horneros, gorriones, zorzales y los más variados pájaros. Y las flores: un impecable composée de geranios, rayitos de sol, rosas, y verdes de toda la gama que circunda el proyecto que tiene programado ampliarse. Con más cuartos, otro comedor, un túnel que lleve a los congresales hasta la calle directamente y sin molestar a los bañistas y una pileta climatizada que ya está casi en su punto final de construcción
Hay también Internet, DDI, gimnasio y bicicletas que, tempraneras, viajan hacia la cercana laguna de Monte, allí donde algún canoero le pelea al agua; allí donde Juan Manuel de Rosas y su hija Manuelita se pasearon un día, en épocas cuando desde la vecina estancia Los Cerrillos, eran los protagonistas principales de la historia nacional.
Otras actividades que también pueden realizarse son el mountain bike, las cabalgatas, el trekking, el tenis, los deportes náuticos ( todos con instructores o guías). Sin dejar de lado la caza menor en cotos privados y la pesca de todo tipo.
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