|
domingo,
07 de
enero de
2007 |
[rimera persona]
Eliseo Verón: "Kirchner tiene un dispositivo de presión sobre los medios"
El especialista analiza cómo opera una trilogía clave: prensa, poder y ciudadanía
Sara D'Angelo
"El presidente (Néstor) Kirchner utiliza poco los medios para su construcción, pero tiene un dispositivo impresionante de presión". El diagnóstico pertenece a Eliseo Verón y aunque asegura que no acuerda con la metodología presidencial, admite que es una estrategia astuta, hábil. Siempre atento a las gramáticas de producción de los medios y a los dispositivos de poder que operan sobre el campo mediático, Verón advierte sobre los cambios que no sólo deberá afrontar la prensa gráfica sino también la televisión.
Verón detenta una extensa trayectoria en la docencia y la investigación universitarias. Su formación inicial se dio en el campo de la filosofía pero estudios posteriores lo acercaron a la antropología, la lingüística y la sociología. Sus publicaciones sobre comunicación masiva constituyen material de referencia obligatoria en las ciencias sociales.
Su relación con Rosario se ha afianzado en los último años. Colabora habitualmente con la Escuela de Comunicación Social de la UNR, donde suele dicta seminarios y conferencias, además de brindar asesoramiento y tener a su cargo la dirección ad honorem de la maestría en ciencias de la comunicación.
De paso por la ciudad como comentarista en las sesiones de los investigadores de la Red Prosul (ver aparte) expuso su visión sobre el futuro de los medios gráficos y audiovisuales.
-¿Cree que los medios de comunicación simplifican el fragmento de la realidad que muestran?
-Cualquier proceso cognitivo supone simplificación, sino no hay conocimiento. Es algo que a los estudiantes les cuesta entender: conocer es simplificar, sino no podés conocer nada.
-¿Como cree que es la relación entre los medios y los intereses de los sectores más involucrados con el poder?
-Eso es una permanente lucha. Si uno toma cualquier país, el gobierno quiere controlar los medios, directa o indirectamente; que lo pueda hacer o no depende de la calidad de las instituciones. Uno podría pensar que en EEUU, comparado con algún país llamado emergente, las instituciones jurídicas tienen una calidad superior. Sin embargo, en el momento de la guerra de Irak todo el mundo se la tragó y hasta los medios más distinguidos, como el New York Times, tuvieron que pedir disculpas por haber creído en los discursos oficiales cuando en realidad deberían haber explorado un poco más. Digo que es una lucha permanente porque la tensión entre el campo político y el campo de los medios es un viejo tema que va a seguir eternamente con distintos episodios.
-¿Y en Argentina qué ocurre?
-En Argentina sucede algo interesante, en la medida en que por un lado el presidente Kirchner utiliza poco los medios para su propia construcción, aparece relativamente poco si se lo compara con (Carlos) Menem. A su vez tiene un dispositivo de presión sobre los medios que es impresionante. Su punto de vista es estratégicamente astuto, las presiones son tan fuertes como lo eran en el tiempo de Menem o en otros tiempos. Tal vez eso no sea tan visible, pero existe sin duda alguna; hay una fuertísima presión. Así, tal o cual funcionario público llama por teléfono para que se hable o no se hable de alguna cosa. Eso para los periodistas es una vieja historia también porque siempre sufrieron eso. La combinación de poca exposición mediática y mucha presión es una de las características de este gobierno. Yo lo condeno, pero si lo pienso dentro de la estrategia presidencial está bien planteado, es hábil.
-¿Los medios educan?
-Distintos medios tienen distintas historias en términos de la evolución de la cultura. La prensa gráfica tuvo históricamente una importancia muy grande, aunque ahora la está perdiendo. En los años 60 y 70 la televisión cumplió un rol cultural importante en la época en que eran medios nacionales. Entonces educó sobre el consumo, la salud, el cuerpo o la familia, entre otros tópicos. Pero la educación sobre la vida cotidiana la hizo más la prensa que la televisión.
-¿Qué cree que va a pasar con la TV?
-Está bien preguntarse qué es lo que va a pasar, aunque es probable que la televisión desaparezca. Es algo que se está discutiendo fuertemente. Hace unos meses en Francia salió un libro que se llama "El fin de la televisión". La televisión histórica, esa que nosotros conocemos con una oferta muy escasa y unas audiencias enormes, eso creo que ya es prehistoria. Va a haber una especie de paquete complejo multimedia que va a funcionar de una manera diferente a lo conocido. Va a desaparecer la grilla de programas que pertenece tanto a las radios como a la TV. Esta es la manera en que los productores controlaban el consumo de los receptores, y eso se acabará. No sé cuánto tiempo va a llevar, pero lo que va a pasar es que cada uno se va a programar lo que quiere consumir, en el momento que quiera y de la manera en que lo quiera.
-¿Qué consecuencias traería este cambio en el consumo televisivo?
-El problema es que durante 50 años la televisión hizo negocios con la programación, fue la mejor manera de hacer negocios y es esto lo que está en cuestión. Siempre en los negocios alguien descubre otro negocio, de manera que eso se va a reformular y va a seguir funcionando. Este es un problema central de los grandes canales de la TV, no sólo de la Argentina sino de otros países. Se preguntan qué hacer si ya no se van a poder vender más espacios. Los negocios se tendrán que repensar.
-¿Cómo ve el futuro de los medios gráficos ante el contundente avance de la digitalización?
-Durante mucho tiempo yo decía que la prensa gráfica se iba probablemente a rearticular de una manera nueva, ahora es difícil profetizar al respecto. Creo que ciertos productos como el diario generalista, el diario de referencia que conocemos, que en cada país hay uno o dos y en cada región hay uno o dos, está condenado. Capaz que pasará dentro de unos 20 años, no digo que va a desaparecer mañana, pero no creo que sobreviva ese producto de la prensa gráfica dirigido a lo que los americanos llaman el general reader, esa persona que es una especie de figura del ciudadano: un señor con un cierto nivel cultural que se interesa un poco en cada cosa. Hoy la gente se interesa cada vez más en cosas específicas, acá podemos nombrar el caso de los suplementos de los diarios. En realidad ¿qué es un suplemento de arquitectura de un diario generalista? Es un poquito de arquitectura de lo que le puede interesar al que no sabe arquitectura, pero el profesional compra una revista especializada, no va a leer un suplemento de un diario. Ese producto que era un poquito de todo, yo creo que va a morir. ¿Cómo se van a reorganizar las cosas? No sé, es un tema complicado.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Futuro. "Cada uno programará qué quiere consumir y en qué momento", advierte Verón.
|
|
|