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 domingo, 07 de enero de 2007  
Alberto Santos Dumont: la ruta de un pionero
Fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión. Oscar Fernández Brital recrea su vida y sus realizaciones en un singular diario apócrifo

Alberto Santos Dumont (Brasil, 1873-1932) fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión. Ocurrió el 23 de octubre de 1906, en París, cuando voló 60 metros a unos tres metros del suelo. Ese hito no fue sino el punto de partida de una extraordinaria tarea de pionero en su área, que se materializó en diversos proyectos. Y fue también el desencadenante de su celebridad, que se mantiene intacta con el paso del tiempo y se despliega en torno a su vida y sus inventos.

Oscar Fernández Brital es un especialista en la vida de Santos Dumont. Profesor de Derecho de la Navegación en la Universidad de Buenos Aires y de Derecho Aeronáutico Internacional en el Instituto Nacional de Derecho Aeronáutico y Espacial, acaba de publicar un libro, "Yo, Santos-Dumont. Páginas sueltas de un diario apócrifo", en el que revive los días y los sueños del aviador brasileño.

-¿Por qué eligió escribir un diario antes que un ensayo histórico sobre Santos Dumont?

-Por haber escrito ya un ensayo histórico en 1953, con el que obtuve el Premio Brasil, del Instituto Argentino Brasileño de Cultura, reeditado en 1998 por la Fuerza Aérea Brasileña. El género diario permite más libertad, con el aditamento de referencias a la época en que vive el personaje, menciones al ambiente, sus amigos y todo tipo de comentarios, que lo pueden tornar más atractivo para los que no conocen la materia. Podría haber utilizado el género memorias, pero éste implica en la mayoría de los casos un autor muerto al final de su vida y yo quise llevar al lector un Santos Dumont vivo, impulsado diariamente por la llama de su objetivo: volar.

-El diario cubre prácticamente toda la vida de Santos Dumont. ¿Cómo hizo para dar cuenta de las partes menos documentadas por la bibliografía?

-Con una búsqueda de más de 50 años, sobre todo en publicaciones periódicas de la época y con mucho personal. Eso sí, respetando escrupulosamente los datos históricos, en cuanto a los hechos mencionados. Pretendo ser historiador mas que escritor.

-A propósito del vuelo del 23 de octubre de 1906, usted comenta que existía una manía por Santos Dumont. ¿Cómo se manifestó?

-La "Santos Dumont manía" se inicia cuando logra demostrar la dirigibilidad de los aeróstatos, al salir de Saint Cloud, en el suyo, circundar la Torre Eiffel y regresar al punto de partida en 30 minutos, tal cual fuera requerido. Se manifiesta por ejemplo en panes y decenas de adminículos hogareños con la forma de su dirigible, "apliques" en los sombreros, vestidos de las señoras y juguetes para los niños. En copiarle su "panamá" de alas caídas, la botamanga de sus pantalones, el alto cuello de celuloide que utilizaba, sus trajes de rayas verticales. Todo ello se reitera después del 23 de octubre de 1906, ahora tomando como ejemplo su famoso biplano, el 14-bis, con el cual registra oficialmente y ante una autoridad de control el primer vuelo de un avión, cuando decoló por impulso de su motor, se mantuvo en el aire y descendió, todo en forma controlada y ante cientos de testigos y los funcionarios del Aero Club de Francia.

-Además de aquella hazaña, ¿qué momentos serían particularmente importantes en la vida de Santos Dumont?

-Cuando eleva por primera vez el globo libre más pequeño construido en aquellos años, los dos records mencionados en dirigible y avión y por último cuando construye su última y más famosa creación, el primer ultra liviano, su famoso monoplano de ala alta, la "Demoiselle", o "Libélula", por la transparencia de sus alas, que recordaban al insecto.

-¿Cuáles son los valores que transmitió Santos Dumont?

-Sin lugar a dudas su vida es un ejemplo de dedicación, tesón y desinterés. Llegó a París con una meta que logra, volar como los pájaros mediante el uso de aparatos debidamente diseñados y construidos por el hombre. Se formó desordenadamente, pero con ahínco. Trabajó hasta el límite sus fuerzas. Fue evolucionando de acuerdo a sus propios descubrimientos, pasando así de los dirigibles a los aeroplanos. Diseñó, construyó y voló sus propios aparatos. No registró ninguno de sus inventos, manifestando su deseo que todos pudieran volar. Otros ganaron mucho dinero con su última creación, el primer avión construido en serie. Sobrepasó el mero hecho de volar, dejando su contribución en actividades paralelas e imprescindibles, como la construcción de hangares, la creación del check list o lista de control utilizada a diario en la actividad. Compartió sus premios con sus empleados y los pobres de París. Un verdadero ejemplo a ser seguido.
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El explorador. Alberto Santos Dunmont realizó su histórico vuelo en octubre de 1906.

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