Año CXXXVII Nº 49347
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 31/12
Mujer 31/12
Economía 31/12
Señales 31/12
Educación 30/12
La Escuela en Foco 30/12
Autos 28/12
Salud 27/12
Página Solidaria 27/12
Estilo 16/12

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 07 de enero de 2007  
[Memoria] - Testimonio de una ex presa política de la dictadura
La escritura como resistencia
MarÍa del Carmen Sillato revive su paso por el centro clandestino de la ex Jefatura de Policía y la cárcel de Villa Devoto en su libro "Diálogos de amor contra el silencio"

Osvaldo Aguirre / La Capital

"Comprendo ahora que en mi silencio no hay salida posible", dice María del Carmen Sillato en el epílogo de "Diálogos de amor contra el silencio", el libro donde relata su experiencia como presa política de la última dictadura militar. Esa conciencia explica el compromiso por la memoria de que da cuenta su escritura, y también la intensidad de su testimonio, uno de los primeros que se publican sobre el centro clandestino que funcionó en la ex Jefatura de Policía de Rosario.

El 18 de enero de 1977 María del Carmen Sillato fue secuestrada junto a su compañero por un grupo de tareas, en una pensión de la zona sur. Estando embarazada, sufrió torturas en el centro clandestino de la ex Jefatura de Policía y luego estuvo detenida en la alcaidía de mujeres y la cárcel de Villa Devoto. En cautiverio tuvo a su hijo, Gabriel, que a los seis meses fue entregado a su familia. "Ese hijo que yo llevaba adentro me dio la fortaleza para enfrentar lo que me estaba pasando", dice.

Sillato salió con libertad vigilada en 1980 y a principios de 1983 se radicó en Canadá, donde se desempeña como profesora y directora del Departamento de Español y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Waterloo. A fines de diciembre estuvo en Rosario para presentar su libro.


Una experiencia actual
El núcleo de "Diálogos de amor contra el silencio. Memorias de prisión, sueños de libertad" (Alción) transcurre entre el momento de la detención y enero de 1978, cuando Sillato fue separada de su hijo. El texto incorpora luego "Mi diario", texto donde Chary Sillato (hermana de María del Carmen) realiza un pormenorizado registro de la vida cotidiana de Gabriel en el tiempo en que estuvo alejado de su madre.

En el cierre, María del Carmen Sillato retoma el relato para evocar el momento de su liberación y el reencuentro con su hijo. El libro incluye un apéndice con las nóminas de los desaparecidos a los que vio en la ex Jefatura de Policía, la de las presas con que compartió la prisión en la alcaidía de mujeres y la de los niños nacidos entonces en cautiverio.

Sillato escribió sus memorias entre fines de 1990 y principios de 1991, pero pasaron casi diez años hasta que se decidió a difundirlas. "Pensé que no le iban a importar a nadie en mi país -dice-. Tenía la experiencia de compañeras que no habían podido encontrar un editor para sus textos. Entonces no hice ningún esfuerzo por publicar".

En 2000, con un fragmento de la obra, obtuvo el primer premio en el concurso Memoria histórica de mujeres de Latinoamérica y el Caribe, realizado en El Salvador, y al año siguiente, en Buenos Aires, publicó un fragmento en el volumen colectivo "Redes de la memoria". Sillato manifiesta su reconocimiento al editor de ese libro, Jorge Boccanera, "porque él creyó en nuestros textos y fue el primero que los dio a publicidad". Las memorias comenzaron a abrirse nuevos caminos, traducidas al alemán y a la vez publicadas en Cuba. "Mi hijo Gabriel, que es el centro de la historia, me dijo «mamá, tenés que terminar el libro y publicarlo, por mí». Y yo lo sentí como una deuda, como una tarea que estaba incompleta".

"Diálogos..." había surgido sin un plan previo. "Lo escribí en forma espontánea, en un momento en que empezaba a salir de un proceso de nostalgia. Había hecho los cursos del doctorado en la Universidad de Toronto y empezado a escribir la tesis. Me compré una computadora, se me ocurrió poner una frase y comencé a escribir".

Esa frase -"Una mano me toca"- fue la que desencadenó el relato. Era el momento del despertar a una larga pesadilla. "Durante un mes escribí toda esa parte, con mucho dolor -recuerda Sillato-. Volvía a mi texto, lo releía para seguir escribiendo y lloraba, me ponía mal. Pensaba que esa experiencia ya había pasado y no era así: uno guarda un paquete muy grande, con cosas que no quiere abrir".

La rutina impuso luego un paréntesis. "Después tuve que terminar mi tesis, insertarme en el trabajo. Volvía al texto y por ahí sumaba algo más. En ese período se me ocurrió incorporar el trabajo de mi hermana, porque tiene el presente de lo vivido, ella lo fue escribiendo día a día".

El diario de Gabriel incluye las cartas que sus padres le enviaban desde la prisión. "A través de esos diálogos mantuve la relación con mi hijo -dice Sillato-. Es difícil pensar que un bebé pueda identificar que eso es de los padres. Y sin embargo surtió un efecto increíble, porque desde el momento en que salimos en libertad y volvimos con él no tuvo ninguna confusión". Por esta vía la escritura es también el testimonio de un aprendizaje: "Ese silencio impuesto, las separaciones, todo ese dolor, se pudo combatir con fuerza de voluntad, y manteniendo la relación ayudada por compañeras que me hicieron creer que era posible y por mi familia, que mantuvo viva mi presencia para mi hijo".

El traslado a Villa Devoto, en septiembre de 1977, significó su legalización como presa política. Pero el terror continuó en las condiciones de detención imperantes en esa cárcel. "Teníamos un régimen de aniquilamiento, se buscaba que saliéramos lo peor posible. Vivíamos con la tensión permanente de que por mirar un poco fijo a la celadora podíamos ir a la celda de castigo. Había diferentes guardias, pero estaban entrenadas por categorías: teníamos una blanda, otra no tan blanda, una dura y otra durísima. Y rotaban. Estaba todo muy programado".


La reparación
Para María del Carmen Sillato la escritura puede tener efectos reparadores. Esto no surge de ninguna teoría literaria sino de su propia experiencia: convertir su memoria en un relato, dice, "fue una forma de respirar aire: a través del texto encontré un poco de paz en mi pasado".

Ahora justamente prepara una antología de textos de sobrevivientes del terrorismo de Estado en la Argentina. "La condición es que reúna a sobrevivientes y que sus relatos tengan alguna conexión con la experiencia vivida", aclara. En la base del proyecto se encuentra la idea de la escritura como resistencia, en doble sentido: "resistencia a la pérdida de la memoria, para colaborar con la construcción de la memoria histórica, y resistencia al trauma, en la medida en que la escritura puede ser una herramienta de superación del trauma, un ejercicio terapéutico".

El testimonio asume también efectos de largo alcance. "La historia dirá lo que tiene que decir, pero para el futuro van a quedar estos testimonios que enriquecen el conocimiento del pasado -sostiene María del Carmen Sillato-. Si no hay testimonio de los sobrevivientes, es más fácil negar lo que pasó, como vemos que se intenta hacer con el Holocausto. Más gente debe dejar testimonio. Es nuestra obligación hacerlo".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El pozo. La sede del centro clandestino de detención de la ex Jefatura de Policía.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados