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domingo,
07 de
enero de
2007 |
Bajo el signo de Las Petacas
La denuncia de los vecinalistas villenses se produce poco tiempo después de que Las Petacas, departamento San Martín, se constituyera en el emblema de la lucha contra el mal uso y abuso de la aplicación de agroquímicos. La situación -común en todos los pueblos de la pampa sojera, pero de la que nadie se atrevía a levantar la voz de protesta- enfrentó a los sectores ambientalistas con los productores agropecuarios. Los primeros fundamentando sus movimientos en defensa de la salud human y los segundos apuntalando el monocultivo de soja con el endeble argumento de que los pesticidas "no hacen nada".
Así, el nombre de Las Petacas comenzó a imponerse en los medios periodísticos como consecuencia del trabajo de una agrupación de vecinos autoconvocados, quienes denunciaron la total penetración de las actividades rurales en el área urbana, como acopio de cereales, permanente circulación de vehículos aspersores, almacenamiento de agroquímicos en lugares inadecuados y de recipientes vacíos para ser reciclados. También denunciajron el sobre vuelo de aviones fumigando áreas prohibidas, y lo más grave: la utilización de niños como marcas humanas para señalar el paso de máquinas mosquito para aplicar plaguicidas.
Con el aval de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (Funam), los vecinos llevaron adelante una evaluación epidemiológica popular que arrojó como resultado que la mitad de la población -800 habitantes- está afectada por alergias y que el número de personas que fallecieron en los últimos diez años por cáncer supera la media de otras poblaciones.
Este trabajo respaldo el accionar de los vecinos que aún hoy -con gran cantidad de denuncias cruzadas con los productores- no logran una intervención concreta del Estadoque arroje luz sobre esta problemática tan cún a todas las poblaciones rurales.
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