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domingo,
07 de
enero de
2007 |
Viajeros del tiempo
Guillermo Zinni / La Capital
Ramón Cifré: del "Victoria tea rooms" al bar "Victoria"
En la esquina de Córdoba y San Martín don Ramón Cifré concibió hace algunos años la idea de dotar al Rosario de un bar que por su confort y servicio estuviera a la altura de los mejores de la metrópoli. Así abrió su casa que por entonces se llamaba "Victoria Tea Rooms", punto de cita obligado de lo más distinguido de nuestra sociedad. Desde entonces, ese local se ha ido ampliando hasta convertirse en un cómodo cuadrilátero, pero no satisfecho con esto, el infatigable "barmann" instaló en la planta alta del edificio un petit hotel y una rotisería "a la carte", donde organiza desde hace algún tiempo "diners concerts" dominicales, los que han logrado sacar de su retraimiento y convencionalismo a numerosas familias de buen gusto.
Un viejo de treinta años. ¡Treinta años! ¡Malditos treinta años! He aquí, pues, que habéis cumplido ya la edad madura, habéis llegado a la cumbre de la montaña de la vida y sólo tenéis en cambio un poco más de experiencia. Huérfano desde pequeño, habéis luchado desde entonces por todo lo bueno, lo bello, lo útil, por la familia y por la patria. Os habéis preocupado por todos los problemas, habéis devorado todos los libros que cayeron en tus manos, habéis sido fiel a vuestros principios, a vuestras íntimas convicciones. Habéis antepuesto vuestro ideal de justicia a vuestras conveniencias materiales. El tiempo que otros dilapidaron en el prostíbulo, en la holganza estéril, tú lo empleaste en el estudio y la meditación. Y en cambio de esto ¿qué habéis obtenido? La realización de tus ideales está más lejos que al principio; sois un estorbo para los acomodaticios, un loco para los egoístas, y por tus mil escrúpulos estáis expuesto a quedar en la calle y moriros de hambre. Abandonad, pues, esa senda y seguid el camino del vulgo, que es el 80%, y siendo el 80% es el soberano.
(Raúl Villarroel).
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