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sábado,
30 de
diciembre de
2006 |
Gatillo fácil. Fallo por un trágico episodio ocurrido en abril de 2004 en Barrio Las Delicias
Leve condena a un policía que mató
a un joven en defensa de su hijo
Para la Justicia, el sargento Aldo Rey actuó en exceso de legítima defensa cuando asesinó a Juan Rueda
El sargento de la policía Aldo Rey fue condenado a 2 años y 10 meses de prisión por el crimen de Juan Rueda, un muchacho de 20 años al que mató -estando franco de servicio- de un disparo en el pecho, en abril de 2004, en barrio Las Delicias. El juez de Sentencia Carlos Alberto Carbone consideró que Rey es culpable del delito de homicidio agravado con exceso en la legítima defensa y no de homicidio agravado por el uso de armas, figura por la que había sido procesado. En cuanto a la acción civil, el magistrado condenó a Rey y a la provincia de Santa Fe (su empleadora) a pagar 115 mil pesos de resarcimiento a la familia de Rueda. Así, el sargento condenado quedó a un paso de la libertad ya que lleva en prisión 2 años y 8 meses.
El fallo trascendió a través de los familiares de Juan Rueda, el joven que planeaba instalar una carnicería cerca de su casa, en Padre Giacone al 1800, antes de que el sargento Rey lo matara de un disparo el 4 de abril de 2004. La madre del muchacho, que realizó numerosas marchas por el esclarecimiento del crimen y que interpuso una acción civil en la causa, anticipó ayer que apelará el fallo. "Después de una larga espera este fallo me tomó por sorpresa. Esperaba algo mejor. Rey estaba preso por cometer un homicidio injustificado, esto no puede terminar así", expresó María Teresa Cañedo en diálogo con este diario.
"Este policía hizo una acusación que no tenía pies ni cabeza. Acusó a mi hijo de haber participado en un enfrentamiento cuando se demostró que él no tenía arma. Trataron de ladrón a un inocente. En esta lucha no voy a bajar los brazos. No voy a recuperar a mi hijo, pero por lo menos voy a demostrar que era inocente", enfatizó la mujer, que siempre aseguró que su hijo fue ejecutado "por la espalda" cuando corría desarmado junto a otros dos muchachos.
Aldo Bernardo Rey, un chofer de la Agrupación Orden Público con 29 años en la fuerza, estaba franco de servicio al momento de cometer el crimen. Esa madrugada, alrededor de las 4, el policía regresó con su familia a su casa de Cazadores 1936 y se acostó a dormir. Mientras tanto, su hijo Martín, de 25 años y también policía, fue con otro familiar a guardar su auto.
Cuando Rey hijo volvía a su casa se cruzó con tres jóvenes que regresaban de jugar al pool: Juan Rueda, su primo Pedro y su amigo Eduardo Coria. Los sobrevivientes del hecho contaron a la Justicia que le preguntaron la hora al hijo del policía y éste les respondió con un insulto: "Cómprense un reloj, manga de crotos". Según el relato, así se desencadenó una discusión que acabó cuando Rey hijo llamó a los gritos a su padre, éste salió a los tiros y los tres muchachos comenzaron a correr. Fue entonces cuando Rueda fue alcanzado por una bala en el costado izquierdo del pecho. Caminó poco más de media cuadra y murió horas más tarde en el Heca.
El policía y su hijo brindaron otra versión: dijeron que los jóvenes intentaron asaltar a Martín Rey y que le tiraron dos balazos, a los que el sargento respondió con otros dos. A raíz de esa acusación, los amigos de la víctima permanecieron demorados por un supuesto intento de robo del que el juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez no encontró pruebas, por lo que les dictó la falta de mérito.
Al procesar a Rey como autor de un crimen no justificado, Juárez concluyó que fue un simple intercambio de insultos lo que detonó la reacción armada del uniformado. Además, consideró que la víctima no portaba armas y que por lo tanto no hubo enfrentamiento. La pistola 9 milímetros que la policía adjudicó al muchacho (que fue hallada en un zanjón) no tenía marcadas huellas digitales. El juez también descartó que el tiro haya sido fortuito.
Más aún, evaluó que el disparo habría ocurrido cuando el chico se dio vuelta con las manos en alto para entregarse. Según las pericias, el tiro ingresó por el pecho del joven y salió por la espalda, aunque su madre sostiene que fue al revés. Los vecinos no escucharon más de tres disparos seguidos, ni advirtieron que Rey tratara a los jóvenes de ladrones.
En las 36 hojas de su sentencia, el juez Carbone dice que la "cuestión medular a resolver radica en el juzgamiento de la legitimación o no" de la respuesta esgrimida por el sargento Rey. Más allá de los testimonios que engrosaron la causa, el magistrado valora: "Hay que coincidir con la defensa técnica sobre el resultado positivo del dermotest en las manos del occiso corroborado con el análisis de Laboratorio que encontró dos de los tres químicos típicos de los disparos de arma de fuego".
El juez de Sentencia también analizó la "racionalidad del medio empleado" y la "falta de provocación suficiente" para dejar de lado la figura de homicidio agravado por el uso de arma y dar paso a la calificación con la que se condenó al policía. Carbone hace hincapié en que "si bien hubo racionalidad de medios ante un hostigamiento grave... se ha tenido en cuenta el lugar del impacto -en el pecho- como desmesurado en su forma, porque fue más allá de «repeler el peligro», ya que la desproporción se dio en el modo de ejecución que pudo haber obedecido a un estado de exitación del ánimo. No hay que olvidar que todo comenzó con un llamado de auxilio de su hijo en plena madrugada, mientras el acusado dormía y luego de amenazas al mismo".
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Fotos
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La madre de Rueda encabezó varias marchas para pedir justicia.
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