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sábado,
30 de
diciembre de
2006 |
Debates y leyes para pensar la escuela
La flamante ley educativa sirvió para instalar en la
sociedad la discusión sobre el lugar de la enseñanza
El 2005 había cerrado con la sanción de dos leyes de significativa importancia en la política educativa nacional.
Las leyes de educación técnico-profesional y la de finaciamiento para el sector signaron la agenda del ministerio nacional conducido por Daniel Filmus.
Pero el 2006 se presentaba a las claras como el año elegido para la apertura de las discusiones por una nueva ley educativa.
El salón blanco de la Casa de Gobierno fue el escenario escogido para el lanzamiento oficial del primer borrador de la nueva legislación. Documento que bajó a las escuelas a principios de julio, en una jornada en la que proponía a los docentes debatir y hacer sus aportes sobre la nueva norma sobre la enseñanza.
Asociaciones empresarias, organizaciones políticas, gremiales, sociales, religiosas y de derechos humanos participaron de distintos encuentros con los responsables de la cartera educativa nacional, a fin de sumar sus opiniones y sugerencias. Las universidades, académicos de renomebre y ex funcionarios, con mayor o menor popularidad, también tomaron de la manga la propuesta e hicieron sus contribuciones.
La jornada de debate en las escuelas se repitió a principios de noviembre, ya con el anteproyecto de ley en mano. En algunas provincias el debate fue más fructífero que en otras, de acuerdo a la decisión gubernamental de las jurisdicciones.
El dilema entonces fue hacer de este un tema de agenda de reflexión, que permitiera abrir el juego al debate sobre el presente y futuro de la enseñanza, sus actores y fines. Mientras, otras sintieron como una carga tener que debatir en un marco plural este tema, e improvisaron reducidos y atemporales espacios de discusión.
La vuelta a un esquema de primaria y secundaria, y la necesidad de una estructura unificadora que deje atrás la desintegración del sistema escolar son algunos de los puntos más sobresalientes de la nueva norma,
Es cierto que, tal como manifestara en más de una ocación el ministro Filmus, una ley no cambia por sí misma la realidad de la enseñanza. Pero sí define pautas, ejes y un horizonte hacia donde converger.
Ahora se abre una etapa de transición, en donde las distintas provincias, y a instancias de las deliberaciones que se tomarán en el Consejo Federal, con la presencia de los ministros de educación provinciales, deberán adecuar paulatinamente sus esquemas e infraestructuras escolares, a fin de hacer realidad los postulados de una escuela inclusiva y con igualdad de oportunidades para todos los chicos y jóvenes.
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