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domingo,
10 de
diciembre de
2006 |
Entre esperas, chapas y otras yerbas
Sinceramente no creo que un mero aumento en el número de chapas sea algo efectivo. Tampoco creo que un simple aumento en las tarifas sea la solución. Creo que todo problema debe plantearse seriamente y creo que no estamos mirando el tema desde todos los ángulos posibles. El dueño del taxi, el chofer, el pasajero y lo que no es menos importante el espacio y tiempo en que se desarrolla la actividad. Los que manejamos un taxi después de las nueve de la noche sabemos que puede convertirse en una guerra conseguir un pasajero (sobre todo en invierno). Si a esta hora aumentamos las chapas sólo conseguiremos más caos. Los viernes y sábados a la madrugada sólo saldremos a trabajar unos pocos como de costumbre, y por lo tanto el problema seguirá. Por contrapartida los muchachos de la mañana serán los más perjudicados porque si ahora pueden vivir bien es simplemente por esa abundancia de pasajeros. Gracias al mal servicio el sistema de taxis se sostiene. Si se quiere un buen servicio hay que pagarlo. Es necesario más chapas tal vez. Pero los problemas más frecuentes no son generados por la falta de chapas, sino por la falta de taxistas. Sobre todo en ciertos horarios nocturnos. Pero también es necesario rever la ecuación para que la gente tenga un taxi como le gusta, cero kilómetro, lavado diariamente, con chofer educado (significa contento), con chofer no apurado (significa bien pago), con unidad climatizada (significa chofer bien empilchado), con sistema de seguridad satelital, con sistema de radio llamadas, etcétera. Se pide cada vez más a un servicio que cada vez reditúa menos. Por eso muchos dueños prefieren manejar su propio taxi para no malgastarlo y arruinarlo. Aumentar las chapas sin tomar otra medida es acrecentar el problema, la gente seguirá esperando eternamente un taxi y los empleados ganaremos cada vez menos.
Claudio Morales, DNI 22.175.426
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