Turquía despidió con entusiasmo al Papa Benedicto XVI

Pese a las agrias críticas previas, el Papa dejó un mensaje conciliatorio tras su visita de cuatro días

La visita del Papa Benedicto XVI y su "histórica" oración en la Mezquita Azul dejaron una sensación de entusiasmo en Turquía, que ayer dijo adiós al Sumo Pontífice de la Iglesia Católica romana tras cuatro días de visita. "Una parte de mi corazón se queda en la magnífica Estambul", di jo agradecido Joseph Ratzinger antes de abordar su avión de regreso a Roma, donde al llegar fue recibido por el primer ministro Romano Prodi.

El Papa, que tras su discurso de hace unos meses en el que vinculaba islam y violencia, fue duramente criticado en el mundo musulmán y también en Turquía, se ganó "grandes simpatías" con sus palabras y sus gestos, afirmó ayer el mayor diario turco Hürriyet.

Al término de su viaje de cuatro días, el Papa ofició una misa en la catedral del Espíritu Santo en la que también participó el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Bartolomé I y el patriarca armenio Mesrob II.

Antes de subirse al Boeing 737 de la compañía Turkish Airlines para regresar a Roma, el Papa señaló en el aeropuerto Atatürk que en su calidad de jefe de la Iglesia Católica tiene la "misión" de dedicar sus esfuerzos a lograr un mejor diálogo. Manifestó además su deseo de que la visita haya contribuido a un "mejor entendimiento" entre las culturas, "especialmente entre el islam y el cristianismo".

Pero el Papa ha dejado en claro que espera de las naciones islámicas mejoren los derechos y la protección de las minorías cristianas, incluidos los casi 90.000 cristianos en Turquía cuyas raíces religiosas se remontan a los tiempos bíblicos.

"Sus comunidades recorren el sendero humilde de la compañía cotidiana con quienes no comparten nuestra fe", dijo el Pontífice a los fieles que llenaron la catedral del Espíritu Santo, levantada hace 160 años y que contiene las reliquias de un mártir cristiano del siglo I.

En el patio, el Papa soltó varias palomas blancas cerca de una estatua en honor de quien fue pontífice durante la Primera Guerra Mundial, Benedicto XV, que inspiró su nombre papal. La estatua fue erigida por Turquía en reconocimiento a la obra del Papa "como un benefactor de toda la gente, sin importar su nación o credo".

En su homilía subrayó de nuevo el deseo de superar las diferencias que separaron la Iglesia Católica de la Ortodoxa (el Cisma), hace mil años y recordó a su antecesor, Juan Pablo II, quien ya había expresado hace 26 años, durante su visita a Estambul, el deseo de que se restablezca la "plena unidad" de las Iglesias.

De forma profusa informó ayer la prensa turca sobre la visita del Papa a la Mezquita Azul, donde junto con el muftí de Estambul, Mustafa Cagrici, oró el jueves "como un musulmán". En los titulares se podía leer: "Oración histórica" o "Paz de Estambul".

La oración en la Mezquita Azul, que también encontró resonancia en la prensa árabe, había sido acordada con el Vaticano, según informó el muftí, aunque nadie se inmiscuyó en cómo se iba a desarrollar el rezo. Cagrici dijo que la duración de la plegaria, "de unos 30 ó 40 segundos", fue una proposición suya.

"Yo había terminado mi oración, pero el Papa debía de estar tan feliz en ese momento que prolongó un poco más la suya", explicó el muftí, quien calificó de "gesto hermoso" que Benedicto hubiese conservado la misma postura que los musulmanes durante la plegaria.

Además del diálogo con el Islam, la superación de la milenaria división de la Iglesia Católica fue el gran tema de la visita papal de cuatro días a Turquía.

En el mundo árabe no se informó tan ampliamente de la visita de Benedicto XVI como sobre sus polémicas declaraciones que causaron tanta indignación hace unos meses. Algunos diarios árabes llevaron a su portada una foto del Papa cuando oraba en la Mezquita Azul. El diario Al Sharq Al Awsat tituló ayer: "El Papa orienta su rostro hacia La Mecca". (DPA)

El Papa, en una suelta de palomas en la iglesia del Espíritu Santo.