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 sábado, 02 de diciembre de 2006  
La destacada de la semana
En el lugar del "otro"

Imaginate haber nacido en una villa miseria. Para vos esa es tu realidad, a tu alrededor hay muchas otras familias y chicos viviendo en la mismas condiciones. Vas creciendo y no te queda claro por qué hay otra gente que tiene acceso a cosas básicas como una vivienda, agua, comida, ropa, y vos no; pero bueno, así es la vida. Los días pasan y si tenés suerte, tus padres te mandan a la escuela primaria de la zona, donde quizás te den un almuerzo. Es lo único que hacés durante el día, y preferís luego de la escuela quedarte en la calle, porque mamá a veces te pega, y tu papá y tus hermanos a veces abusan de vos, que sos el más chico. Te gusta el fútbol y ves otros chicos que tienen zapatillas de marca que vos mirás en la tele y en los negocios, pero no podés comprarlas porque no tenés plata. Vos también tenés algunos sueños, pero no sabés cómo llevarlos a la realidad. Al fin y al cabo no hay mucha gente en tu vida que te pueda ayudar. Intentás ingeniártelas, lavás parabrisas, cuidás autos; pero la “otra” gente por lo general te mira asustada y con un dejo de desprecio. A veces te dicen “negro” o “villero”, y te esquivan. Tu plan no funciona como lo habías pensado. Sentís no parecer importarle a nadie. En tu casilla de la villa de vez en cuando vienen algunos señores de traje a traer cosas; y a veces dejan un papelito para votarlos. Ellos dicen que te van a ayudar, y eso es bueno, alguien que se acuerda de vos por fin, pensás. Pero después de dejar el papelito, nadie se acuerda y tu vida sigue igual. Algunos de tus amigos más grandes salen a robar, otros se drogan buscando escaparse de la realidad. Vos todavía no lo hacés porque tenés esperanza pese a todo y tus sueños siguen de pie. En la escuela te enseñaron que vivís en un país y que el Estado se encargará de darte las condiciones para crecer, para hacer tus sueños realidad, para mejorar tu situación. Pero en la práctica no lo entendés, ¿por qué a nadie le importa tu situación? Un día viene una tormenta grande, con granizo y todo, y tu casilla queda destruida. Nadie parece acordarse de vos, y el barrio decide llamar la atención del Estado y del país. Ellos no deben saber que vivís así, sino harían algo para ayudarte. Un compañero tuyo de la escuela que vive en un edificio y tiene auto te contó que los papás fueron a quejarse al club de fútbol donde lo mandan porque el profesor no lo puso el último partido. ¡Si supieran que vos no tenés techo, ni comida, ni ropa, ni nada, seguro se quejarían! Así que los últimos días estuviste en la calle para protestar, junto a otras familias. Pero al parecer, no dio mucho resultado. Los papás de tu amigo se enojaron porque no podían pasar con el auto y decían que ellos no tenían la culpa, que vos deberías trabajar o buscar otra manera de quejarte. Que vos te habías acostumbrado a recibir todo gratis, que ellos son gente bien, trabajadora, que paga impuestos y que también les cuesta vivir. Pero vos no entendés, ¿cómo a gente tan buena puede importarle tan poco tu situación? Digo yo, ¿no será hora de que de una vez por todas empecemos a pensar como “sociedad” y hacer de la palabra “país” algo con más sentido?

Mario Raimondi, DNI 24.586.276

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