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 domingo, 26 de noviembre de 2006  
Plaza quedó afuera de la final del Nacional de Clubes

Pablo F. Mihal / La Capital

Primero no encontró los argumentos y cuando lo hizo ya era tarde. Atlético del Rosario quedó al margen de la final del Nacional de Clubes 2006 al caer ayer en su propia cancha ante SIC por 23-21, en un partido donde el arbitraje del Mono Cristian Sánchez Ruiz fue, al menos, cuestionable.

SIC llegó a Rosario con la espina clavada de haberse quedado con las manos vacías en el torneo de la Urba (tanto en quince como en seven) y desembarcó con todo su potencial: no venía de visita.

El equipo del pasaje Gould dilapidó el primer tiempo con un juego muy impreciso y cometiendo muchos errores en las pocas pelotas que tuvo (el line fue el aspecto más deficitario mostrando muchos problemas aún en lanzamientos propios). SIC, en la vereda de enfrente, empezó a solidificar su figura a partir de las formaciones fijas y del excelente trabajo de Serra, Albanese y Cilley quienes con su experiencia marcaron la diferencia.

Fiel a su estilo, los zanjeros llegaron al primer try del partido a través de la formación que más les gusta y mejor manejan: el scrum. A partir de ahí tuvieron posesión y movieron permanentemente la pelota pero les costó bastante quebrar a un Plaza que con mucho sacrificio defendía como podía.

No sin esfuerzo Atlético intentó equilibrar la balanza y cuando estaba en plena levantada, se equivocó y SIC facturó. Baetti se demoró en dar un pase, Franzini lo interceptó y terminó en el ingoal rosarino. Así el equipo de la Zanja estiró la diferencia pero el try sirvió de disparador para que Plaza cambiara.

En el complemento se vio otro Atlético. Empezó a herir a su encumbrado rival jugando pegadito a la formación y demostró que cuando quiere, puede. El partido ganó en intensidad. Balbo aportó un try y el de Orengo le puso sal a una definición que dejó en vilo a propios y extraños.

Mención aparte merece la actuación del juez, quien cobró infracciones inexistentes, sancionó con una amarilla un off side y por otro lado permitió algunos golpes desleales y le costó sacar la tarjeta cuando se trataba de un hombre del SIC.

El resultado no se discute. SIC ganó y lo hizo por méritos propios y errores ajenos. Plaza, en tanto, no fue un derroche de talento e incluso regaló casi todo el primer tiempo y los primeros minutos del segundo, pero lo cierto es que no mereció un final así. Gracias a Dios, el rugby siempre da revancha.
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Diego Orengo pasa entre tres hombres del Sic.

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