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sábado,
25 de
noviembre de
2006 |
Viajeros del tiempo
Pena de muerte. El fiscal federal, doctor Parera, ha pedido ayer que se le aplique la pena de muerte al procesado José Santiago Vega por el homicidio de su esposa, Nemesia Ponce, y en virtud de no existir atenuantes en favor del delincuente. El hecho ocurrió en la costa del río Paraná a inmediaciones del pueblo Esther, donde la víctima y el victimario habían ido en canoa desde San Nicolás, punto de residencia de los mismos. Vega declaró en el proceso que en el paraje citado le preguntó a su esposa: "¿Qué decís si te mato?", y uniendo la palabra a los hechos le descerrajó un tiro de escopeta que le ocasionó la muerte instantánea.
Las próximas corridas de toros. Ha regresado de España trayendo la cuadrilla de toreros que trabajará en breve en el Rosario el señor Gabriel Gutiérrez, empresario de la plaza de toros de esta ciudad.
Santa cobardía revolucionaria. El doctor José J. Biedma suscribió una nota en la que hace un honroso juicio de la tesis presentada a la facultad de derecho por el joven Enrique Zinny para optar al título de doctor en jurisprudencia. En ella se leen los siguientes párrafos: "Lo encuentro a la vuelta de los años surtido de saber y limpio en absoluto de los malsanos principios en que la tiranía de la moda, el afán inmoderado de figuración, la petulancia científica y el desequilibrio intelectual han imbuido a la mayoría de nuestros jóvenes compatriotas. (...) Tiene usted el coraje de no ser socialista, ni anarquista, ni demagogo, ni demoledor. Lo felicito, amigo mío, por su santa cobardía reformadora-revolucionaria, y debo confesarle que no me sorprende recordando que lleva usted el apellido y es hijo fisiológico y moral de aquél venerable viejo Zinny que tanto bueno nos enseñó y tan distinguido fue por las condiciones especiales que le impuso a nuestro cariño y respeto tan profundos como sinceros".
El asesinato del lechero. Continúa en el mismo misterio el asesinato del lechero del que dimos cuenta ayer. La policía anduvo desacertada desde el primer momento, pues ni siquiera detuvo al que encontró el cadáver para interrogarlo. Pudiera ser que algún día descubran al o a los autores de este crimen, pero nos parece que a los mismos a quienes se les ha evaporado hace poco un carro cargado con 650 kilogramos de papas y batatas, bien pueden hacérseles humo unos individuos que no han dejado más rastros que el cuerpo muerto del desgraciado lechero.
Estados alterados. Ni un solo agente, como para muestra, se encontraba anoche en la calle 3 de Febrero y Buenos Aires, lo cual dio lugar a que una pandilla de muchachos mal educados, de los que frecuentemente merodean con la mayor impunidad por aquellas inmediaciones, se entretuviera en perseguir a un pobre hombre que debe tener alteradas sus facultades mentales, mortificándolo hasta el punto de que causaba indignación a las personas que transitaban por ese sitio. Estos espectáculos dicen muy mal de una población culta y no deben pasar desapercibidos para los vigilantes del orden y la moral pública.
Investigación y realización Guillermo Zinni ©
Fuente: La Capital
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