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sábado,
25 de
noviembre de
2006 |
Un mural para reconocer el barrio
Un mural colectivo recoge la visión que los chicos tienen del barrio en que viven, en este caso de barrio Sarmiento (zona norte de Rosario). La idea partió del proyecto de investigación “Historias escritas con minúsculas”.
Para pintar el mural, los chicos se reunieron en la Plaza Maquinista Gallini, ubicada en la calle Gregoria Matorras al 800 del barrio Sarmiento. Pero para trabajar esta idea, participaron en varios encuentros anteriores muchos de ellos realizados en la Vecinal de Damas Mendocinas 330. En pocas palabras, la actividad se llamó “Miradas sobre la pared”, participaron chicos que tienen entre 9 y 12 años, y que en su mayoría pertenecen a las Escuelas Nº 141 República de México y Nº 116 Santiago del Estero, con las que se trabajó de manera conjunta.
El proyecto de investigación “Historias escritas con minúscula” se desarrolla desde el 2004, desde entonces viene trabajando sobre la historia del barrio Sarmiento de Rosario, a partir de distintos dispositivos. Por eso, la idea en la construcción de un mural colectivo con los chicos del barrio fue para que pudieran plasmar en la pared la visión que tienen de su barrio, con dibujos, frases, palabras y colores, entre otros recursos.
El equipo a cargo de esta iniciativa está conformado por un grupo de investigadoras independientes, que estudian comunicación social y teatro: Jimena Albornoz, Valeria Forcadell, María Cruz Ciarniello, Carolina Grand, Yanina Perrone y Cecilia Tosoni. Igual, para las actividades de talleres con las escuelas contaron con el apoyo de profesoras de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Para pintar el mural contaron con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Educación municipal y de la pinturería Tersuave, que facilitó las pinturas.
La idea de pintar este mural implicó trabajar cuestiones como las que hacen a la identidad, a la pertenencia a un espacio y a la visión de las relaciones que en el mismo se generan. También a conceptos más amplios que tiene que ver con la construcción de la historia y memoria de un pueblo. “Pensamos a la historia y a la memoria como conceptos que son necesarios resignificar. La memoria colectiva de un pueblo aporta al mismo elementos para construir su identidad que los caracteriza y los diferencia de otros. No estamos haciendo referencia sólo a la historia con mayúscula, sino al intento de reconstruir las vivencias colectivas, que se producen en el acontecer cotidiano del barrio. Al ser los sujetos productores sociales, pueden compartir y comunicar colectivamente su memoria cultural”, expresan las autoras del proyecto.
También aseguran que la elección de hacer un mural tampoco es casual. “Nos remitimos a los muralistas del siglo XX quienes profesaron el arte público como un medio para contar la historia. A través de los murales se daba una práctica vanguardista para vincular el arte con la vida, o sea, un cruce de arte —política y arte— vida cotidiana, al mismo tiempo que se los consideró como un instrumento didáctico. Si bien, estamos situados en contextos históricos diferentes, retomamos las bases del pensamiento de los muralistas para abordar esta actividad plasmando en una pared una mirada de la historia que quedará como registro de lo que el barrio significa para los chicos que lo habitan”.
Además, consideran importante que los niños reflexionen, a temprana edad, acerca de la historia de su barrio (la vida cotidiana, los vecinos, las historias de vida) posibilitando el diálogo y la puesta en común con sus pares.
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Fotos
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Chicos de las escuelas Nº 141 y 116 protagonizaron el trabajo colectivo.
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