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miércoles,
22 de
noviembre de
2006 |
Despedida. Robert Altman falleció en Los Angeles a los 81 años
Adiós al último gran rebelde
de Hollywood
El realizador, que recibió un Oscar honorífico en
marzo pasado, fue un crítico mordaz de los excesos de la sociedad y de la industria cinematográfica
Bárbara Munker
Para Robert Altman fue un resarcimiento tardío. Cuando en marzo pasado recibió, a los 81 años, el Oscar honorario por su carrera, los más de tres mil invitados lo aplaudieron de pie. El realizador de películas como "M.A.S.H." y "Ciudad de ángeles" había sido nominado cinco veces al Oscar, pero nunca lo había ganado. La distinción de este año llegó justo a tiempo: Altman murió el lunes por la noche en un hospital de Los Angeles, aunque no se dieron a conocer las causas de su fallecimiento.
El director, nacido en Kansas City, en el estado de Missouri, era considerado uno de los realizadores más rebeldes de Hollywood. Con su mirada crítica y su talento implacable descubrió las neurosis del mundo occidental. Ya con su primer gran éxito, la sátira militar "M.A.S.H" recogió la Palma de Oro en 1970 en el Festival de Cannes. Veinticinco años más tarde fue nombrado caballero de la Legión de Honor, en Francia.
Con "Nashville", una sátira mordaz sobre el negocio de la música, Altman presentó en 1975 el estilo que lo distinguió: películas corales en la que personajes y destinos se entrecruzan. En 2002 ganó un Globo de Oro por su mordaz mirada sobre la alta sociedad inglesa en "Gosford Park".
Su propia historia fue tan variada y compleja como las historias de sus personajes. Este hijo de un vendedor de seguros intentó al término de la Segunda Guerra Mundial, en la que participó como copiloto de un bombardero, salir adelante como ingeniero, hombre de negocios e inventor. Entre sus ideas con menos suerte figuró una máquina para tatuar perros, el "Identi-Code".
En su ciudad natal, Kansas City, se ganaba la vida como cineasta documental antes de que se atreviese a saltar a Hollywood en los años 50. Allí, Alfred Hitchcock se fijó en él para su serie de televisión "Alfred Hitchcock Presents" como director de televisión y también estuvo al frente de episodios de las series "Bonanza" y "Combate".
Pronto el director, que vivía la mayor parte del tiempo en Nueva York, tuvo tantos seguidores entre la élite de Hollywood que muchos de ellos se ofrecieron a actuar por poco dinero en sus películas, como Bruce Willis en "Las reglas del juego", de 1992, una sátira sobre Hollywood. O como Jack Lemmon y Julianne Moore un año más tarde en "Ciudad de ángeles", considerada una de sus mejores obras por el mismo director.
El actor Tim Robbins, que brilló en "Las reglas del juego" como productor ladino, elogió con precisión que Altman nunca aplicaba "las ataduras de las reglas". Ni siquiera las de los grandes estudios. En una entrevista en la que se abordó su relación con Hollywood, Altman bromeó diciendo: "Realmente no tenemos nada el uno contra el otro. Ellos venden zapatos y yo hago guantes".
Padre de siete hijos, se mantuvo activo casi hasta el final. Aún este año trabajó en un proyecto para la ópera en Chicago y estrenó la película "A Prairie Home Companion", en la cual la muerte es una presencia casi constante y que relata la historia de un popular show de radio norteamericano que contó entre sus intérpretes con estrellas como Meryl Streep, Michelle Pfeiffer, Kevin Kline, Lyle Lovett y Tom Waits.
Alguna vez dijo que se jubilaría cuando la muerte llamase a su puerta y confesó que rodar películas era una oportunidad única para vivir muchas vidas. Casi una ironía, la figura de la muerte es un elemento recurrente en su último filme, aunque Altman con buen humor prefirió imaginarla como una mujer sexy.
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Fotos
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La carrera de Robert Altman dio un salto cuando sorprendió con "M.A.S.H." en 1970.
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