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domingo,
19 de
noviembre de
2006 |
El viaje del lector
Sur argentino: fin del mundo, principio de todo
"Hay lugares en los que usted se queda y lugares que quedan en usted", hemos cumplido nuestro sueño conocer el sur argentino.
Lejos de leyendas tehuelches e historias de exploradores y colonos, la localidad de El Calafate, dulce y colorida como el fruto que le da su nombre, es la puerta de acceso a las maravillas que nos ofrece la Patagonia. Sólo alcanza con llegar para sentirse en un lugar distinto. Establecida a orillas del lago Argentino, de sus calles emana un cierto encanto mágico: sus casas bajas con techos a dos aguas, cálidas y rústicas, con pintorescos jardines en los que abundan una gran variedad de flores, arbustos y árboles, es un oasis en la estepa patagónica.
Nuestra primera visita fue el Parque Nacional Los Glaciares, creado en 1937 y declarado por la Unesco en 1981, Patrimonio Mundial de la Humanidad, cerca de 260.000 hectáreas del parque están ocupadas por campos de hielo, allí nacen 49 glaciares mayores de los cuales 13 descienden hacia el lago Argentino, algunos de ellos pudimos disfrutar navegando por el brazo norte hasta aproximarnos al frente del glaciar Upsala, atravesando la impresionante barrera de témpanos que se desprenden en forma constante del frente del glaciar. Desde allí continuamos la navegación a través del canal Onelli, hasta Bahía Onelli, donde desembarcamos para realizar una caminata de 800 metros por el Bosque Andino Patagónico, hasta la laguna del mismo nombre donde visualizamos los glaciares Onelli, Bolado, Agassiz, sembrando de infinidad de témpanos que realzan la belleza del paraje.
Luego embarcamos rumbo al más imponente de ellos, el glaciar Spegazzini, que se destaca por ser el más alto del parque nacional, regresando a Puerto Bandera y a la ciudad de El Calafate, esperando el momento soñado.
Surgió ante nuestros ojos este gigante blanco "El Glaciar Perito Moreno", majestuoso y altivo, con variadas tonalidades, desde el azul zafiro al blanco. Ubicado a 88 kilómetros de El Calafate, frente a la Península de Magallanes, es uno de los pocos glaciares en el mundo que se halla en constante avance. Su frente es de 5 kilómetros y su altura llega a los 80 metros sobre el nivel del agua. Provocando en su lento avance desprendimientos y estallidos, generados por el estrépito de sus hielos cayendo al lago, ofreciéndonos un espectáculo único, sorprendente y conmover. Declarado la octava maravilla del mundo.
Para completar el día realizamos un paseo náutico que nos permitió gozar de una vista diferente del frente del Glaciar desde el nivel de las aguas, lo que nos permitió adquirir una mejor dimensión de la altura de sus picos y torres.
Nuestro sueño continuó su camino atravesando el Estrecho de Magallanes y entre la Cordillera de los Andes y el Canal de Beagle, llegamos a la ciudad más austral del planeta: Ushuaia, donde se combinan múltiples atractivos, naturaleza e historia. Ella ofrece al turista tres museos importantes: Del Fin del Mundo; Del Presidio y el Yámana (sobre aborígenes fueguinos), con muestras permanentes y diferentes entre sí.
Partiendo del puerto local ingresamos al mundo mágico del Canal de Beagle, que nos asombró con sus islas, paisajes, avifauna y sus dos vigías: los montes Olivia y Cinco Hermanos, hasta llegar al Faro Les Eclaireurs, visitando al regreso la isla de los Pájaros y de los Lobos Marinos.
Otra excursión fue por vía terrestre, llegando en bus hasta la estación del tren del Fin del Mundo, con el cual ingresamos y visitamos parte del Parque Nacional Tierra del Fuego, este trayecto corre a lo largo del río Pipo, haciendo una parada y descendiendo para ver la recreación de un campamento Yámana, luego continuamos hasta Bahía Lapataia, en bus, donde pudimos observar en sus frondosos bosques las abundantes langas, guindos y cohiues, arbustos como el calafate, frutillas silvestres y los inmensos turbales, también una gran cantidad de conejos, castores y zorros.
En este viaje conocimos los siguientes lugares: laguna Azul, la misma debe su nombre a una laguna de intenso color azul, alojada dentro del cráter de un volcán. Es un paisaje de marcado interés geológico por sus características volcánicas. La ciudad de Rio Gallegos, donde el viento es una constante a lo largo de todo el año, última gran ciudad del territorio continental argentino. Comodoro Rivadavia, ubicada entre las mesetas patagónicas y el mar, con su parque eólico.
Camarones, pueblo pequeño, donde anualmente se realiza la Fiesta Nacional del Salmón. A 30 kilómetros se ubica la Reserva Faunística "Cabo de Dos Bahías" que concentra una colonia de pingüinos Magallánicos.
Dique Florentino, tramo de camino de ripio, para ingresar a través de un desfiladero al Cañón del río Chubut, imponentes paredones de piedras rojizas de hasta 70 metros de altura. Cita obligada para el paladar del visitante la degustación del cordero patagónico, de exquisito sabor.
Gaimán, pueblo de sangre galesa, famoso por sus casas de té, donde saboreamos la típica torta galesa y demás exquisiteces.
Trelew, poseedora de una tradición histórica y de una intensa vida cultural, reconocida por el museo Egidio Feruglio, el más grande de Sudamérica. Península Valdés y Puerto Madryn, breve paso por este prestigioso templo de vida, donde nos prometimos volver.
Ultimo punto de nuestro recorrido Las Grutas, mar cálido y transparente, playas agrestes de finas arenas contenidas por antiguos acantilados, que brindan un marco de tranquilidad y seguridad para disfrutar.
Mirtha Cantoni e Inés Grieco
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