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domingo,
19 de
noviembre de
2006 |
Editorial
Cumpleaños que renueva un compromiso
El mismo día que el granizo caía de manera inusitada y violenta sobre Rosario, el diario emblemático de la ciudad cumplía un nuevo año de vida. Fue un 15 de noviembre, el del lejano 1867, cuando La Capital tomó por primera vez contacto con sus lectores y ya desde entonces, merced a la clarividencia de su fundador Ovidio Lagos, tuvo claro el fundamento de su misión periodística: proteger los intereses de la gente, en el marco de la defensa de la ciudad como núcleo de trabajo, producción e ideas.
El nítido encolumnamiento del periódico con la ciudad donde nació y creció sin pausas puede vislumbrarse ya desde su mismo nombre: fue el propio Ovidio Lagos, en efecto, quien desde las columnas del entonces vespertino defendió a rajatabla el proyecto de que Rosario fuera consagrada capital de la República Argentina. Las constantes acechanzas del unitarismo porteño, permanente obstáculo para el progreso de la Nación, pudieron más, sin embargo, que las intenciones progresistas y de noble raíz federal que alentaba este diario, desde siempre posicionado en la férrea construcción de la identidad de una urbe que comenzaba a gestarse junto al río Paraná gracias a la inagotable laboriosidad de sus habitantes.
El tiempo transcurrido, con los notables cambios de índole tecnológica que inevitablemente trae aparejados el progreso, fue alterando lenta pero indefectiblemente pautas de edición, estilos, formatos y hábitos. Pero a pesar de todas las modificaciones -a veces de índole drástica, como el trascendental paso del blanco y negro al color concretado en 1998-, una esencia permaneció imperturbable: la de intentar reflejar el acontecer cotidiano de los rosarinos.
Y ese es justamente el compromiso que este nuevo aniversario de La Capital -el número ciento treinta y nueve, que sostiene su condición de Decano de la Prensa Argentina- permite reafirmar con orgullo: el de la insoslayable preocupación por mantener el diálogo con la gente, la misma que día tras día sustenta el entrañable rito de la lectura.
En su formato papel y desde hace tiempo también en su soporte informático, este diario sostiene como premisa número uno observar con atención excluyente los hechos que constituyen el entramado de la vida de la ciudad. La vista de todos aquellos que lo hacen se dirige de manera prioritaria hacia el paisaje que los rodea: Rosario, cada vez más vasta y pujante, necesita más que nunca que su diario la refleje fielmente.
En este nuevo aniversario, La Capital sabe que el rumbo tomado es fructífero. Profundizarlo y consolidarlo es la misión que se ha fijado para un futuro que sólo será venturoso si se lo encara desde la responsabilidad y el esfuerzo.
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