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domingo,
19 de
noviembre de
2006 |
Sensación de peligro
Podría decirse que todas las personas huyen de algo. La huida es una respuesta ante lo que produce temor o conflicto. Sin embargo, hay muchas formas de huir, algunas evidentes y otras más sutiles. Sin embargo, huir alivia de manera inmediata lo que uno teme afrontar, pero se trata de una salida, no de una solución.
Algunas maneras de cambiar la perspectiva son:
Detectar: ante todo, es importante saber reconocer cuándo estamos huyendo de algo y de qué manera intentamos escapar. Esto requiere capacidad para observarse y ser autocrítico.
Relajarse: cuando permanecemos ante algo que nos resulta difícil y de lo que deseamos huir puede aparecer ansiedad o tensión. Es importante contar con medios personales para liberar esta tensión y poder recuperar el propio centro y la calma.
Observar: en lugar de huir y buscar inmediatamente sentirse mejor, se puede tener una actitud de curiosidad. Observar cuáles son los sentimientos y los miedos que aparecen ayuda a que pierdan fuerza y no se apoderen de uno mismo.
Encarar el desafío: los puntos oscuros que prefieren evitarse pueden entenderse como desafíos que forman parte de la vida. Uno decide encararlos o no, pero a veces están para enseñar algo.
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