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 domingo, 19 de noviembre de 2006  
Cocina: yuyitos mágicos

Hasta hace muy poco tiempo, mi querida amiga, la cocina cotidiana, la de todos los días, estaba huérfana en el uso de hierbas aromáticas y especias. No nos animábamos a usar y experimentar, al igual que con la vida, con los mil y un sabores que aplicados sabiamente pueden enriquecer el sabor de un sutil pescado o transformar en memorable una salsa en una carne.

Solamente el perejil, el orégano, la pimienta molida y algún que otro condimento habían quedado como viejos recuerdos de lo que representaba la cocina de la abuela, tan abundante en secretos culinarios.

Afortunadamente, asoma un redescubrimiento de las hierbas aromáticas y las especias en nuestra cocina hogareña. El cilantro en las ensaladas; el perejil, el hinojo y el tomillo para los pescados; y el orégano, el cilantro y la mejorana, entre otros, son aromáticas que con su uso se puede volver a la antigua cocina de sabores naturales y, que por mucho que nos empeñemos, jamás puede desaparecer.

Y junto a las hierbas aromáticas, existe un sinfín de especias, siendo la pimienta molida la de uso más conocido por las amas de casa, olvidándose por completo del clavo, la canela, el curry, el tandoori, la raíz de jengibre y el comino, por citar sólo algunos. Sí, es cierto y coincido con usted en que han caído en desuso debido a las mil injusticias a que se las ha sometido. Principalmente por el alto precio, en muchos casos injustificados, y por la adulteración. Pero todo ello no justifica la indiferencia hacia las especias y las hierbas aromáticas.

Hoy, gracias a la divulgación masiva de la cocina en los medios es admirable percibir ese interés por dar ese toque personal a los platos. Y para quien aún lo dude, tiene la opción de preparar un salmón al hinojo, una trucha con tomillo, o un cordero aromatizado con miel y canela. Estoy convencido de que después de haberlo probado, algo en usted habrá cambiado.


Ternera a la salvia
Necesitará:

  • 1 kilo de carne (cima, colita de cuadril)

  • 100 gramos de miga de pan

  • 3 cucharadas de salvia

  • 5 cebollas de verdeo

  • 200 gramos de crema de leche

  • 500 c.c. de cerveza rubia

    Haga un corte en el trozo de carne como si fuera un bolsillo para rellenar. Salpimente. Deshaga el pan en migas y dórelo en una sartén con un poco de manteca incorporando la salvia al final. Rellene la carne y cierre la abertura. Ponga la carne rellena en una asadera untada con manteca sobre un lecho de cebollas de verdeo picadas. Cocínela a horno caliente, bañándola con cerveza.

    Si hiciera falta para mantener el fondo de cocción agregue agua (se evaporará, pero mientras tanto nos permitirá llegar al punto de cocción dignamente). Al cabo de una hora, incorpore la crema de leche y continúe la cocción a fuego suave hasta lograr el punto que le gusta (o a quién usted quiere que le guste, me entiende no!!!).

    Retire la carne y déjela descansar unos cinco minutos para que se relajen las fibras, y el jugo interior se reparta uniformemente. Córtela en rodajas y sirva con una crocante ensalada de hojas verdes aderezada con una vinagreta fuertemente amostazada.
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