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domingo,
29 de
octubre de
2006 |
Rosario al palo
Central y Newell's paralizan otra vez a la ciudad
Una ciudad paralizada durante noventa minutos. Pasión al servicio de un partido que siempre rompe con todos los moldes. Al que le cabe cualquier calificativo grandilocuente y nadie puede considerarlo exagerado. Es que un Central-Newell's siempre hace chocar los planetas. Poco importa que las realidades futbolísticas de ambos tomen distancia del segmento de arriba de la tabla. En realidad, es un detalle estadístico insignificante como para echarle tierra a semejante expectativa.
Todo el clásico incorpora el rictus de la gloria o el abismo. Siempre en términos futbolísticos, claro. Por eso Nery Pumpido y Néstor Gorosito saben que el partido de hoy en el Gigante dejará indefectiblemente una huella en sus proyectos de trabajo. Cada uno atendió su juego en la semana y activó las teclas de la motivación de acuerdo a las conveniencias.
Desde un primer momento, el técnico rojinegro dio señales de tener la formación estelar en la cabeza. Tampoco tenía mucho a disposición para realizar experimentos. En cierto modo su convencimiento para acomodar las piezas en el imaginario habló a las claras que transitó la previa con un semblante más sosegado que el de su colega. Ni siquiera reincidió con las dudas de Araujo o Ansaldi y Bernardello o Colace.
En cambio, Pipo muñequeó la antesala con mucho más cuidado. En la semana el Kily González le minó el terreno con una declaración que movió la estantería grupal. Por eso valló la intimidad al extremo, una particularidad que no comulga con su pensamiento, y utilizó el encierro para probar retoques. A tal punto que recién hoy se sabrá si se decide por Alemanno o Wanchope para acompañar a Ruben, o si la red de contención en el medio la conformarán Calgaro-Borzani o Ledesma-Borzani. Eso sí, confirmó de entrada que el Chacho era titular más allá de su inactividad. Otro nombre de peso para capear un posible temporal.
Los dos llegan en pie de igualdad. Están cumpliendo campañas casi simétricas, comparten opacas ubicaciones en el torneo, debilidades y virtudes. Igual, está todo dado para un trámite volcánico, con los vaivenes lógicos de estos partidos a cara de perro. Entre dos equipos que necesitan imperiosamente darse un baño de optimismo y redimirse ante su gente en el mejor de los escenarios: el clásico.
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Fotos
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Justo Villar.
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