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domingo,
29 de
octubre de
2006 |
Quisiera...
Adrián Abonizio
Quisiera ser un cronista de fútbol y no uno de guerras.
Quisiera que se me conozca como canalla y no como un extremista antileproso.
Quisiera ser racional y borrar que me enseñaron un amor ciego hacia nuestra divisa y un desprecio a la adversaria.
Quisiera que la liturgia futbolera casi religiosa no se alargue transformada en misa de difuntos.
Quisiera que el fútbol sea intervenido por Derechos Humanos, ya que ha desaparecido el respeto, secuestrada la honestidad, torturada la decencia.
Quisiera que los estadios de fútbol no se transmuten en Museos de la Memoria con el correr del tiempo y la sangre.
Quisiera tener el don de quitarle puntería al que tira piedras, petardos, bengalas, balas de bronce o goma.
Quisiera no sentirme valiente de patear al caído, emboscar a otros y canjear difuntos por tetrabricks.
Quisiera tener un alma noble y reconocer cuando el contrincante hace mejor juego.
Quisiera saber callar, en hermosa y profunda alegría por la victoria ante el vencido.
Quisiera olvidarme que las barras persiguen un negocio y por nunca más una bandera. Que comen de la mesa del amo y que regurgitan las migajas en otros menesterosos como ellos.
Quisiera no escribir estas ingenuidades.
Quisiera ir a la cancha sabiendo que he de regresar vivo.
Quisiera que los jugadores se prodiguen como inspirados por el amor que reciben gratis y no se excusen con aquello de la adrenalina, las revoluciones a mil o el pasto crecido.
Quisiera entender que el crimen es una resolución mediocre y la ironía una figura poética.
Quisiera penetrar las molleras de los asesinos, los virtuales y los de faca en mano y hacerles saber que sin humor la vida es una infierno circular, eterno y despreciable. Que una cosa es la venganza y otra el chiste inocente que la provoca.
Quisiera no sentirme tan imbécil redactando frases para homicidas. Quisiera saludar en nombre del fútbol arte y que gane el mejor.
Quisiera que triunfe mi equipo.
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