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domingo,
29 de
octubre de
2006 |
Indígenas, la cuenta pendiente
Brasilia. - Cuando los indígenas amazónicos armados con arcos y flechas invadieron una mina de hierro brasileña este mes, dejaron al descubierto un problema latente que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva deberá enfrentar si, como se espera, gana hoy la reelección.
Lula apostó por una campaña a favor de los necesitados, especialmente con un nuevo programa de bienestar que alcanza a 11 millones de familias pobres. Pero para algunos de los más pobres de Brasil -como los miles de indígenas que viven en reservas de la selva amazónica- la vida se hizo más dura durante la presidencia de Lula, según afirman líderes tribales. "Hoy las tierras indígenas son invadidas por campesinos, rancheros, mineros ilegales, incluso por empresas", dijo Marcos Apurina, miembro de la tribu Apurina y coordinador de la coalición Amazónica Coiab. "Esto no era prioridad para Lula", explicó.
La población indígena alcanzaba un estimado de 5 millones cuando los colonizadores portugueses llegaron en el año 1500 a lo que luego sería Brasil. Durante los siglos, han sufrido la esclavitud, campañas de exterminio, enfermedades y negligencia. Ahora son 734.000 en alrededor de 230 tribus, de acuerdo a cifras del gobierno. Los levantamientos han sido frecuentes en los últimos años. Un informe del Consejo Misionario Indígena dijo que los asesinatos, ataques y otros crímenes contra indígenas surgieron luego de que Lula asumió su puesto en 2003. Más de 120 indígenas fueron asesinados en tres años, el triple del número del período anterior. La policía también encontró cuerpos de mineros en tierras de la tribu Cinta Larga, en el oeste del Amazonas, luego de que un hallazgo de diamantes comenzó a atraer a caza fortunas al área.
Lula se ocupó de los derechos indígenas en su plataforma electoral, en la que prometió separar más tierra y dar a los indígenas más voz en cuanto a su autogobierno. Pero varios líderes tribales dicen que objetivos similares fueron ignorados durante el primer mandato. La administración de Lula fue más lenta que cualquier otro gobierno de los ochenta para crear reservas indígenas, afirmó el Consejo Misionario Indígena. Los indígenas son dueños legalmente del 13% de las tierras de Brasil, principalmente en los estados selváticos del remoto norte y oeste del país. Los conflictos con las tierras tienden a reflejar el crecimiento agrícola de Brasil, y durante la primera presidencia de Lula se dio el mayor boom del campo en años.
Las demandas mundiales de carnes, azúcar, soja y hierro tentaron a los campesinos y rancheros a entrar más profundo en las selvas para plantar árboles, excavar en búsqueda de minerales y plantar cultivos.
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