Peligro, ruta. Está llena de cruces clandestinos que conectan a ambas manos

La autopista a Carcarañá, un cóctel de inseguridad vial

Los caminos de tierra que empalman con la traza y las banquinas sin pavimentar representan un gran riesgo

Lucas Ameriso / La Capital

Asentamientos irregulares en los costados y el consecuente tránsito de personas por la calzada; basurales, banquinas sin pavimentar y cruces clandestinos. Son sólo algunos de los problemas que a simple vista saltan en una recorrida por la autopista Rosario-Carcarañá, que se ha vuelto cada vez más peligrosa y que en las últimas semanas ya registró varios accidentes. En uno de ellos, el cantante Claudio Basso fue víctima de un choque múltiple cuando una vaca se cruzó en la ruta. Y en lo que va del año hubo al menos seis víctimas fatales.

La Capital recorrió metro a metro la conexión vial y detectó distintas irregularidades, que luego fueron ratificadas por un especialista, quien no dudó en afirmar: "Los accidentes en la autopista van a continuar porque nadie hace nada" (ver página 6).

El número de siniestros fatales de enero a la fecha encendió la luz de alerta. El 17 de enero se mataron una mujer, su hija y su nieta a bordo de un Ford Escort a la altura del kilómetro 302, cerca del cruce del arroyo Ludueña, cuando impactaron contra un utilitario. El 24 de junio, dos niños de 3 y 6 años murieron al despistarse el auto en el que iban con sus padres cuando el rodado impactó contra el guard-rail a 1.500 metros de Circunvalación. Y el 3 de agosto, un coche se despistó y falleció una mujer, también a mil metros del Ludueña.

Sin embargo, el accidente más resonante fue el que sufrió Basso, ganador del reality musical "Operación Triunfo". El cantante fue uno de los cuatro heridos a raíz de un choque múltiple el 18 de agosto, en jurisdicción de Roldán, a la altura del kilómetro 325.

Si bien hay que aclarar que estos choques tienen diversas causas, y no todas son atribuibles al estado de la ruta, una recorrida que hizo La Capital el jueves constató serias falencias de seguridad. En todo el trayecto no hubo un vehículo de la concesionaria Vial 3, ni una unidad de la policía o fuerza de seguridad controlando o impidiendo el ingreso de pick-ups o coches desde los caminos de tierra. Tampoco tareas de mejorado sobre las banquinas ni remoción de los restos de cubiertas que se desprenden de los camiones.

La obra se había proyectado con banquinas pavimentadas, pero sólo se concretó una primer fase, donde se garantizó la calzada, los puentes intercambiadores y otras obras complementarias.

Apenas se traspone Circunvalación, la presencia de vecinos cruzando la ruta hace que la velocidad se tenga que reducir bruscamente. Desde el puente peatonal que se construyó a pocos metros de la A008, y según las quejas de los usuarios de la autopista, se arrojan piedras a los coches para asaltarlos. Sólo un guard-rail preventivo hace las veces de barrera frente al avance del nuevo asentamiento urbano.

De inmediato, un basural sobre la zona de despeje asoma peligroso y nauseabundo, con algunos focos ígneos que incrementan el peligro de noche o con niebla.

Desde el kilómetro 305 en adelante (donde se ubica el acceso a Funes, Kentucky y Pérez), el ripio colocado como banquina comienza a menguar, hasta desaparecer y transformarse en pasto seco. Las lluvias y las huellas de los camiones las hacen aún más peligrosas para un coche de menor porte que tenga la urgencia de estacionarse a un costado de la trocha.

En el kilómetro 312 se perciben caminos de tierra paralelos y que acceden a la autopista en forma irregular. Se reproducen a medida que se avanza hacia Carcarañá y aparecen en forma sorpresiva.

En la zona figura el acceso a Puerto Roldán, el barrio cerrado que cuenta con una misma vía de ingreso y egreso pavimentado. Esto significa que quienes salen del complejo deben hacerlo con un giro de casi 180 grados.

Trasponiendo el empalme con la ruta nacional A012, comienza el festival de cruces clandestinos, inclusive entre una mano y la dirección contraria.

En el kilómetro 326 (a la altura de la derivación a San Jerónimo Sud) el pavimento y las banquinas de pasto evidencian las frenadas a alta velocidad. Huellas profundas de camiones y pedazos de recapado de cubiertas se esparcen en el sector, especialmente en el kilómetro 329.

En minutos el cartel anuncia el fin de la autopista, y los correspondientes carteles que indican la conexión a Casilda y Carcarañá. Una curva muy corta y abrupta para alguien que desconoce la traza. De regreso a Rosario los síntomas de la inseguridad vial aparecen calcados. A favor, queda para la concesionaria una correcta señalización de las salidas y los postes de emergencia SOS, ante alguna contingencia. Pero para evitar los animales sueltos hay que llamar a la policía; claro, para eso el conductor debe detenerse en la banquina y contar con un teléfono celular.

Los autos deben estar prevenidos de los peatones.