Año CXXXVII Nº 49238
La Ciudad
Política
Economía
Opinión
La Región
Información Gral
El Mundo
Escenario
Policiales
Página Solidaria
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Salud


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 17/09
Mujer 17/09
Economía 17/09
Señales 17/09
Educación 16/09
Estilo 16/09
Salud 13/09
Página Solidaria 13/09
Palabras más 02/09
Autos 24/08

contacto

servicios
Institucional




 miércoles, 20 de septiembre de 2006  
Una bioquímica alerta sobre la falta de controles en semillas

Según la OMS, la cuarta parte de la siembra mundial está contaminada con micotoxinas. El dato no es menor, ya que a través de las semillas las micotoxinas llegan a una variedad de productos alimenticios y con ellos, tanto a seres humanos como animales. "No todas tienen los mismos efectos ni grados de toxicidad", afirma Clara López, directora académica del área de micología de la Facultad de Bioquímica de la Universidad de Rosario, llegada recientemente del congreso internacional de la especialidad efectuado en Florianópolis.

Los hongos o micotoxinas (como los designa su nombre científico) están presentes en el ambiente y en el suelo, y hacen blanco en legumbres, granos y oleaginosas. El contacto con alguna de ellas puede resultar de toxicidad aguda y crónica, con repercusiones sobre los sistemas nervioso central, cardiovascular y pulmonar, así como el tubo digestivo. Sus efectos pueden ser cancerígenos, mutagénicos e inmunosupresivos. Entre las consecuencias más frecuentes en humanos se cuentan los abortos espontáneos, tendencia a desarrollar ciertos tipos de cáncer, alteraciones gastrointestinales y en la coagulación, hemorragias y precocidad sexual. "Hasta alimentos tan habituales como un paquete de chizitos, pueden estar contaminados con micotoxinas provenientes del maíz", afirma la bioquímica.

En algunos casos, las micotoxinas llegan incluso a resultar cancerígenas. "Es como el humo para los pulmones o la luz ultravioleta para la piel", explica, y agrega que en el mundo, a causa de la contaminación con ciertos hongos, hay 250 mil muertes anuales.


Intoxicación humana
La micotoxicología estudia los efectos tóxicos de los hongos sobre la salud humana y animal, además de las pérdidas que ocasiona sobre la industria agrícola y ganadera. "Esto influye notablemente en el comercio internacional, ya que las legislaciones son rígidas y muchos de los productos obtenidos en países de latinoamericanos son rechazados o comprados a menor precio", afirma López

Los hongos atacan directamente al reino vegetal y animal y, de manera indirecta, al hombre, que los ingiere a través del consumo de vegetales y animales contaminados, tales como carnes, huevos y productos derivados.

"Los animales fijan las toxinas en sus tejidos y las transmiten directamente o bien, por medio de la leche u otros productos derivados", explica López. Hoy está probado científicamente la capacidad de las micotoxinas de afectar la inmunidad, y consecuentemente, reducir la resistencia a enfermedades infecciosas.

Para la bioquímica, el principal problema reside en la falta de controles, si bien se hacen estudios que determinan los puntos críticos y las variables de riesgo, no existen estudios antes de la cosecha, durante el almacenamiento y transporte. "Las micotoxinas son estables al calor o sea que no se destruyen con la simple industrialización", aclara.

"Se controla lo que se exporta pero no sabemos si lo que no cumple los requisitos en el exterior no se vuelca al mercado interno, ya que la legislación nacional es escasa y poco precisa", agrega.


Alimentación animal
La experta refiere que la contaminación comenzó con la introducción del balanceado para la alimentación animal. "Con la utilización del silo bolsa, donde se guardan los granos, aumenta el riesgo de contaminación por hongos, ya que como son blandos, los comen las ratas, la humedad ingresa a los granos y las micotoxinas proliferan", explica López.

Estos contaminantes naturales encuentran vectores apropiados como un grano, que tiene contenido de hidratos y grasa, se introducen dentro y desarrollan. "El clima húmedo y caluroso de nuestra zona se vuelve un hábitat extremadamente favorable, que además potencia la sinergia cuando se juntan dos micotoxinas", refiere López.

Para detectarlas en los seres humanos harían falta estudios de marcadores biológicos en dieta y medio ambiente. La profesional explica al respecto que el organismo humano posee mecanismos de detoxificación y resulta costoso detectarlas rápidamente.

En el futuro está previsto analizar la presencia de micotoxinas en el maní, el café, el vino y los lácteos.

C.E.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La profesional rosarina.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados