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miércoles,
20 de
septiembre de
2006 |
Reflexiones
¿Una nueva carrera armamentista?
Andrés Oppenheimer
Cuando varios funcionarios claves de Estados Unidos y Latinoamérica hablaron sobre el futuro del continente en la Conferencia de las Américas de The Miami Herald la semana pasada, algunos de ellos sorprendieron a la audiencia al referirse a un viejo tema que según ellos está volviendo a ser un problema: la carrera armamentista de la región.
"En América latina se ha iniciado una nueva carrera armamentista", dijo el presidente de Costa Rica y ganador del premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, en la noche de apertura de la conferencia. "Es penoso que los gobiernos de algunas de las naciones con más pobreza continúen comprando tanques, jeeps y armas para supuestamente proteger a poblaciones que todavía viven en la pobreza y la ignorancia".
La afirmación de Arias sorprendió a muchos, porque va en contra de la creencia generalizada en años recientes de que América latina es la región del mundo en desarrollo con el gasto militar más bajo como porcentaje de su economía, especialmente desde el regreso de la democracia a la mayoría de sus países en los años ochenta.
Según los Indicadores Económicos Mundiales de las Naciones Unidas, América latina y el Caribe gastaron sólo el 1,3 por ciento de su producto bruto interno (PBI) en gastos militares en el 2004. Comparativamente, el Medio Oriente y Africa del Norte gastaron 3,7 por ciento de su PBI, el sureste asiático 2,5 por ciento, Europa y Asia Central 2,3 por ciento, y Africa Sub-Saharariana el 1,9 por ciento.
Pero Arias, refiriéndose a los titulares sobre compras masivas de armas por parte de Venezuela, Chile, Colombia y otros países, dijo que probablemente las cifras del 2005 -cuando salgan- muestren un incremento sustancial en los gastos militares regionales. Agregó que la región necesita urgentemente acordar un tope a los gastos militares.
"En el 2004, las naciones de América latina gastaron un total de 24.000 millones de dólares en armas y tropas, una cantidad que representa un incremento de 8 por ciento en términos reales sobre diez años atrás", dijo Arias citando cifras del Instituto de Investigaciones de la Paz de Estocolmo (Sipri). "Y esa cantidad ha crecido en una forma alarmante el año pasado".
Efectivamente, según reportes de prensa, Chile ha comprado recientemente de los Estados Unidos 10 aviones de combate F-16 con misiles de aire-a-aire, otros 18 F-16 de segunda mano provenientes de Holanda, dos submarinos de España y Francia, y más de 100 vehículos blindados Leopard II hechos en Alemania, entre otras armas.
Venezuela ha comprado aviones de Brasil, helicópteros de combate y aviones de transporte de tropas de Rusia y España, y al menos 100.000 rifles AK-103 y AK-104 de Rusia. Estados Unidos ha dicho que se ha quejado ante Rusia por esas compras, argumentando que muchos de esos rifles podrían terminar en manos de grupos izquierdistas violentos en otros países de la región.
Perú ha comprado aviones de combate Mig-29 de Rusia, y aviones Mirage 2000 de Francia. Colombia ha comprado vehículos blindados y aviones de transporte, mientras que Brasil ha adquirido helicópteros Black Hawk de Estados Unidos y misiles de Sudáfrica.
¿De quién es la culpa?, le pregunté a Arias. Este apuntó a la administracion del presidente Clinton, que en 1997 levantó una prohibición de 22 años de antigüedad a la venta de armas sofisticadas de Estados Unidos a América latina, que había sido adoptada por el ex presidente Jimmy Carter durante la época de las dictaduras militares en la región. En ese entonces, América latina estaba gastando cerca del 6 por ciento de su PBI en armas y tropas.
¿Qué habría que hacer?, le pregunté a Arias. Deberíamos cambiar nuestras prioridades, y empezar a poner la educación por encima de los gastos militares, dijo. Arias propuso que las naciones ricas cambien el criterio con el que dan ayuda económica al mundo en desarrollo. "En América latina, uno de cada tres niños no va a la escuela secundaria. Eso no sólo es ofensivo para nuestros valores: es un reflejo de nuestra falta de visión económica. Deberíamos entender que la catástrofe educativa de hoy es la catástrofe económica de mañana", añadió.
Arias propone la creación de un "Consenso de Costa Rica", señalando que su país, que abolió el ejército en 1948, podría servir de líder en este proyecto. "Deberíamos crear mecanismos para perdonar la deuda y dar ayuda externa a aquellas naciones en vías de desarrollo que invierten más en educación, salud y vivienda, y menos en soldados y armas", agregó.
Mi opinión: estoy de acuerdo. El creciente gasto militar en América latina no sólo es una receta para prolongar la pobreza, sino que también podría tener el efecto de fortalecer a ejércitos que tarde o temprano -especialmente en medio de la crisis de seguridad personal de la región- se sentirán tentados de volver a tomar el poder. Es una voz de alerta que habría que tomar en serio.
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