|
miércoles,
20 de
septiembre de
2006 |
Exitoso trasplante de pene
termina en frustración por
serios problemas psicológicos
Médicos chinos efectuaron un exitoso trasplante de pene a un hombre que perdió el suyo en un accidente, pero dos semanas después tuvieron que retirárselo debido a los problemas psicológicos que experimentaron tanto el paciente como su esposa.
Parece ser que el caso es el primero en su tipo difundido en una revisa médica, European Urology, publicada por la Asociación Europea de Urología.
No fue posible contactar a los médicos chinos para que dieran sus comentarios al respecto, y su informe no explica cómo fue que el hombre de 44 años perdió su pene. Sólo indica que "un desafortunado accidente traumático" lo dejó con un pequeño muñón, incapaz de orinar o de tener relaciones sexuales normales.
Cirujanos encabezados por el especialista Hu Weilie en el Hospital General de Guangzhou efectuaron el trasplante en septiembre del 2005, indicó ayer un portavoz de la institución.
El pene provino de un hombre de 22 años con muerte cerebral, cuyos padres accedieron a donar el órgano.
"Tanto el paciente como su esposa pidieron enfáticamente" un trasplante, y la operación "fue analizada una y otra vez" y aprobada por el comité de ética del hospital, escribió Hu en la revista.
A pesar de lo radical e impactante que parece, en la intervención se utiliza técnicas de microcirugía estándar para volver a conectar los vasos sanguíneos y los nervios. Desde un punto de vista médico, "el principal obstáculo es la recuperación funcional", dijo W.P. Andrew Lee, director de cirugía plástica en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
De acuerdo a los resultados obtenidos al volver a unir brazos y piernas, se sabe que los nervios vuelven a crecer a un ritmo de aproximadamente 2,5 centímetros al mes, y con frecuencia ello es insuficiente para permitir un uso normal, señaló.
Otros desafíos
Sin embargo, los desafíos éticos y psicológicos en ese tipo de casos pueden ser incluso mayores, como ilustran éste y otros trasplantes recientes que han involucrado manos y rostros.
Esas medicinas pueden provocar daño renal y de otro tipo, riesgos aceptables cuando el trasplante involucra un órgano vital como el hígado o el corazón, pero más peligrosos éticamente cuando la operación busca mejorar la calidad de vida, más que extender su duración, escribió Yoram Vardi, especialista en neurología y urología en el Centro Médico Rambam en Haifa, Israel, en un comentario que acompañó a la revista de urología.
Catorce días después del trasplante de pene, el paciente y su esposa solicitaron el retiro del órgano, "debido al rechazo psicológico por parte de la esposa, así como por el aspecto hinchado del pene trasplantado", informaron los cirujanos en la revista. Los análisis de laboratorio no mostraron indicios de que el cuerpo del paciente lo hubiera rechazado, señalaron los médicos. (AP)
enviar nota por e-mail
|
|
|