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miércoles,
20 de
septiembre de
2006 |
Oriana
decía
Oriana pensaba mucho y luego opinaba, decía muchas cosas, por ejemplo que odiaba a los déspotas de todas las latitudes. A Kadafi, Komeini, Kissinger, Galtieri. Claro que tenía una forma particular de decirlo, las entrevistas a personajes famosos de la política. Era una cronista implacable, que supo reivindicar la lucha de los pueblos por la liberación. Desde el Vietnam del holocausto imperialista norteamericano a la Grecia de los coroneles fascistas. Su insolencia no era una impostura, sino una actitud ética aprendida de su padre anarquista italiano y de los partisanos que atraparon a Mussolini. En efecto, Oriana Fallacci que murió en Florencia a los 77 años deja una importante colección de reportajes con la historia contemporánea, también novelas tales como "Un hombre" o "Insallah". Relatos como "Carta al niño que jamás nacerá", etcétera. Directa, consecuente, no tuvo inconvenientes de señalar la hipocresía de los medios de comunicación con la dictadura militar de Videla. En los útimos años desenmascaró a los líderes del fundamentalismo islámico, sus mensajes ambiguos y sus crueles prácticas. Oriana Fallacci ha dejado en este mundo su marca de mujer altiva. ¡Ciao Oriana, que la tierra te sea leve!
Carlos A. Solero
[email protected]
N. de la R.: La periodista y escritora murió el viernes pasado en su Florencia natal, aunque residía en Nueva York. Su vida fue signada por la II Guerra Mundial y la resistencia contra el nazismo.
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