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sábado,
16 de
septiembre de
2006 |
Desplazaron a un jefe policial por presuntas irregularidades
Santa Fe.- El comisario santafesino Carlos Moyano, hasta ayer al frente de la comisaría 6ª de esta ciudad, fue relevado de su cargo por presuntas irregularidades en la confección de sumarios durante su anterior paso por la seccional 9ª de la capital provincial.
Fuentes gubernamentales y judiciales coincidieron en detallar que el oficial, cuando estaba al frente de la oficina de sumarios de la comisaría 9ª, habría asentado en el libro de guardia de la dependencia unos 50 sumarios prevencionales tramitados pero que no fueron confeccionados y enviados a los respectivos juzgados.
La irregularidad se detectó a partir de la denuncia de un particular en la Dirección de Asuntos Internos de la Unidad Regional I, desde donde se dispuso una auditoría a la seccional. En la inspección, concluída días atrás, se logró poner al descubierto la maniobra y determinar que al menos 50 sumarios no habían llegado a los despachos judiciales aunque sin embargo figuraban en el libro de la comisaría como confeccionados.
Ahora, la Justicia santafesina y la propia policía investigan si el comisario incurrió en "incumplimiento reiterado de los deberes de funcionario público" durante el período auditado, julio de 2005, aunque se estima que la maniobra defraudatoria podría ser aún mayor.
Por lo pronto, el comisario Moyano fue separado de su cargo y trasladado a otra dependencia como numerario y sin mando mientras el juez de Instrucción Jorge Patrizi analiza las pruebas colectadas por Asuntos Internos.
En julio pasado, tres agentes de la seccional 9ª que comandaba Moyano fueron detenidos en el marco de la investigación por maniobras con sumarios. Todo surgió a partir de la denuncia de un hombre que reveló que en esa comisaría le sugirieron fraguar el acta de un accidente de tránsito del que había sido víctima y le aconsejaron un acuerdo extrajudicial dándole el nombre de un abogado.
Entonces, los que estuvieron bajo la lupa de la Justicia fueron un oficial principal y dos oficiales subayudantes -cuyos apellidos son Romero, Ponce y Borgiatino- en cuyos domicilios se secuestraron los expedientes que no estaban en los escritorios de la seccional.
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