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sábado,
16 de
septiembre de
2006 |
Editorial
Las palabras y los hechos
La quema de pastizales en las islas se ha convertido en un problema crónico para el Gran Rosario. La reunión cumbre realizada en la Salón Carrasco ha sido un buen paso para fortalecer el reclamo ante el gobierno nacional. La creación del parque nacional Alto Delta es la única solución de fondo al problema.
La reunión cumbre realizada en el Salón Carrasco para comenzar a poner freno a la quema de pastizales en las islas ha sido una excelente iniciativa y es posible que a partir de ella las autoridades nacionales comiencen a tomar cartas en el asunto. No obstante, sería ingenuo pensar que este problema pueda resolverse en lo inmediato si no media una medida extraordinaria. Es que desde hace largo tiempo el tema está instalado en las agendas de los dos gobiernos provinciales y el presente no hace más que revelar los resultados. O bien se trató de reuniones formales o las iniciativas tomadas por el Ejecutivo entrerriano nunca tuvieron fuerza coercitiva como para controlar la situación. Por el contrario, con los recientes incendios (se llegaron a contar setenta en un día), pareciera que los mismos forman parte de un plan sistemático destinado a dejar los terrenos en mejores condiciones ante la inminente licitación para alquilarlos.
Contribuye a crear mayor polémica el intendente de Victoria, quien tras la decisión del lobby rosarino de pedir la emergencia ambiental y un parque nacional para las islas, replicó a modo de advertencia: "Se están metiendo en mi casa", y agregó: "Esto se está se exagerando, no están informados, están tocando de oído".
Lamentablemente, fue una falta de consideración para con los legisladores nacionales, provinciales y funcionarios que asistieron el lunes pasado al Palacio Municipal y que, con criterio, perciben que el problema no es sólo el humo que afecta a los rosarinos o a otras ciudades de la costa santafesina sino que se pone en juego el futuro de los humedales, con consecuencias nefastas para las dos provincias.
Por cierto, existe una gran cuota de racionalidad en la gente, que confía en la vía del diálogo y el consenso para una salida, sin insinuar algún tipo de medida directa, como sucedió en Gualeguaychú con los cortes de ruta. De ocurrir el conflicto afectaría seriamente la vida económica y social de las dos provincias. Por eso resulta imprescindible que en lo inmediato la Justicia entrerriana sancione de forma ejemplar algunos de los casos. Sería una primera señal para distender y recuperar algo de confianza en la opinión pública del Gran Rosario.
La solución de fondo, en tanto, no es otra que la creación del parque nacional Alto Delta, un proyecto presentado hace varios años en el Congreso nacional y que sería oportuno si lo comenzara a tratar en el recinto.
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