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 sábado, 16 de septiembre de 2006  
Reflexiones
No alineados y petropopulismo

Por Andrés Oppenheimer / El Nuevo Herald (Miami)

Hay dos maneras de leer los titulares de esta semana en América Latina: uno puede pensar que la reunión del Movimiento de Países No Alineados en La Habana, Cuba, ilustra el regreso triunfal de los gobiernos de izquierda radical en la región, o que -por el contrario- será recordada como el principio del fin de los mismos.

Antes de decirles cuál de las dos opciones me parece más factible, veamos los hechos. La XIV Conferencia del Movimiento de Países No Alineados en La Habana pone a Cuba en el centro de la escena política mundial. Más de 50 jefes de Estado, incluidos el presidente iraní Mahmaoud Ahmadinejad, el primer ministro indio Manmohan Singh y el presidente venezolano Hugo Chávez están entre los participantes más visibles.

Además de apoyar los programas de energía nuclear de Irán y denunciar la política exterior de Estados Unidos, la reunión será una oportunidad de oro para que Chávez pueda juntar votos para el asiento que quiere Venezuela en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El hecho de que la reunión se celebre en La Habana, y que Cuba presida el movimiento de 118 países durante los próximos tres años, será visto por muchos como un símbolo.

Cuba fue la anfitriona de la misma cumbre en 1979, cuando la revolución cubana estaba en su apogeo. Hoy día, tras la reciente firma del Tratado de Comercio de los Pueblos, entre Cuba, Venezuela y Bolivia, y ante la posibilidad de que este bloque se amplíe pronto si ganan los candidatos de izquierda en las próximas elecciones de Ecuador y Nicaragua, muchos analistas dirán que Cuba ha renacido de las cenizas.

Simultáneamente, Venezuela y Bolivia han dado nuevos pasos para convertirse en regímenes "revolucionarios" -o totalitarios, depende de qué lado esté uno- en los últimos días. Chávez está proponiendo que la Constitución venezolana sea enmendada una vez más, para permitir la reelección presidencial indefinida. Y en Bolivia, el presidente Evo Morales, en lo que la oposición ve como un golpe de Estado constitucional, está tratando de cambiar las reglas de votación y aumentar los poderes de la recientemente electa Asamblea Constituyente, para dominarla a su antojo.

Sumando todos estos hechos, uno podría especular que el club de Cuba, Bolivia y Venezuela está en plena expansión, y que la reunión de La Habana aumentará su influencia internacional mediante nuevas alianzas con países del Medio Oriente, como Irán y Siria.

Sin embargo, los titulares de la semana también pueden ser vistos de otra forma, especialmente si uno lee las noticias económicas. Muchos expertos, como el profesor de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, dicen que hay una relación de causa y efecto entre los altos precios de las materias primas y los regímenes de izquierda radical en América Latina. Y agregan que el actual ciclo de altos precios de las materias primas podría estar llegando a su fin. Hausmann señaló en una reciente reunión del Centro Woodrow Wilson de Washington que en épocas de recesión, los latinoamericanos tienden a votar por candidatos que garantizan estabilidad económica y un buen clima para las inversiones. Por el contrario, en tiempos de bonanza, cuando los precios de las materias primas suben, tienden a distribuir los ingresos para lograr réditos políticos, y por lo general adoptan políticas asistencialistas y discursos nacionalistas.

Esta semana, las noticias económicas daban cuenta que se ha producido una caída importante de los precios de las materias primas. El precio del barril de petróleo cayó de 78 dólares en agosto a 64, mientras que los precios del azúcar se desmoronaron un 40 por ciento en los últimos siete meses, y la soja cayó un 15 por ciento en los últimos dos meses.

Mientras que algunos economistas dicen que estas caídas de los precios de las materias primas son circunstanciales, otros expertos afirman que los precios seguirán cayendo, porque la desaceleración de la economía mundial hará que Estados Unidos y China compren menos.

Mi opinión: tiendo a estar de acuerdo en que hay una relación estrecha entre los altos precios de las materias primas y el auge del populismo, el autoritarismo y la pobreza a largo plazo. Sin embargo, no estoy tan seguro de que los precios de las materias primas sigan cayendo en los próximos años. Si me llego a equivocar, y los precios siguen bajando, guarden la foto de clausura de la Cumbre de Países no Alineados: podría ser un recuerdo del final del petropopulismo, que pasaría a la historia como un efímero resurgimiento de regímenes populistas radicales directamente ligado al alza de los precios petroleros.


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