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sábado,
16 de
septiembre de
2006 |
El obispo Miani
no reconoció a
una "mensajera"
de la Virgen
El obispo de Catamarca, monseñor Elmer Miani, aseguró ayer en Salta que la Iglesia no autorizó a una mujer cordobesa a transmitir mensajes de la Virgen del Valle, a la vez que señaló que no está en condiciones de afirmar nada de manera rotunda sobre el tema, porque para eso se requiere tiempo.
"Desde el sábado que no estoy en Catamarca así que exactamente no sé qué pasó el domingo", dijo monseñor Miani, tras lo que aseguró: "Yo no di ninguna aprobación. Eso que quede claro".
De esta manera se pronunció el obispo catamarqueño sobre una mujer identificada como Adriana, oriunda de Villa Carlos Paz, de aproximadamente 50 años, casada y con hijos, y que en sus manos posee heridas similares a las que sufrió Cristo en la crucifixión, conocidas como "estigmas".
Miani, que está en Salta participando de los cultos de la tradicional Fiesta del Milagro junto a otros obispos y arzobispos de distintas diócesis del país, apuntó que conoce a la señora y que "en alguna oportunidad, hace mucho tiempo", conversó con ella, pero "no sospechaba que podía suceder lo que dice que pasó".
En este sentido, agregó que "no encuentro en ella ninguna doctrina rara ni cosas que se le parezcan". Además, se preocupó en afirmar que Adriana "no es catamarqueña", por lo que "de la vida de ella en otra parte no conozco nada", y dijo "bendita ella" si recibe mensajes de la Virgen del Valle.
Por otro lado, aseguró que la protagonista de estos hechos nunca le contó ni le mostró los estigmas, y afirmó que en un par de breves charlas que mantuvo con la mujer le habló de "algunas cosas que parecían mensajes o locuciones interiores, pero no puedo afirmar rotundamente que los recibe o que cura".
Asimismo, señaló que el arzobispo de Salta, monseñor Antonio Cargnello, "ha sacado un documento muy bueno e interesante en el caso de Salta", que involucra a María Libia, una mujer que dice ver a la Virgen, efectúa imposiciones de manos y oraciones todos los sábados en un santuario levantado en un cerro de la zona norte de la capital salteña. Allí concurren miles de fieles, incluso llegan ómnibus con contingentes desde distintos puntos del país. "Me parece que este documento es la línea que debenos seguir. Si es de Dios esto seguirá adelante pero si no lo es comenzará a flaquear por algún costado". (Télam)
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