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sábado,
16 de
septiembre de
2006 |
Construcción
Hacer y preservar
Un antiguo petit hotel se transformó en un edificio con tecnología y lenguaje contemporáneos
Antiguamente, el inmueble era un petit hotel neogótico, que sufrió una reforma importante e inconclusa. Quedó modificado estructuralmente, especialmente en su interior. La obra estuvo abandonada por más de 10 años y se encontraba inhabitable, en franco proceso de deterioro.
La recuperación del edificio para viviendas u otros usos, con la superficie aprovechable existente lo hacía inviable económicamente, dada la alta inversión que requería para restablecer condiciones aceptables de uso, teniendo en cuenta el valor inicial del inmueble.
El desafío que se presentaba era compatibilizar tanto el proyecto arquitectónico como el de inversión, de modo que se pudiera recuperar lo que quedaba de valioso patrimonialmente con el nuevo desarrollo inmobiliario, teniendo en cuenta el interés público (de preservación del patrimonio arquitectónico, sin ningún aporte estatal) con la factibilidad de un proyecto que sea económicamente razonable.
El edificio se está terminando y constará de una planta baja, 16 pisos y azotea. En la construcción antigua hay una oficina en dos niveles, con acceso independiente, dos niveles de cocheras y 18 unidades de viviendas de 1, 2, 3 y 4 dormitorios, algunas en dúplex, y un área recreativa de piscina, salón de reuniones y parrillero.
La propuesta La propuesta fue preservar elementos originales de la fachada y algunos ambientes (especialmente un hall con una importante escalera de madera y vitrales recuperables y los locales que dan a la calle, tanto en planta baja como en el 1º piso) y construir un edificio con tecnología y lenguaje contemporáneos.
Un gran plano vidriado, levemente escorzado, enmarcado en un arco de hormigón a la vista, forman el encuadre de la vistosa fachada, que es muy visible e integra el Parque a la Bandera, adquiriendo una relevancia y una exigencia urbanística que potenciaba el desafío.
La tecnología La preservación del edificio existente exigió un proyecto estructural que lo alterara en la menor medida posible. Se resolvió mediante fundaciones con pozos romanos que permitieron fundar las pocas columnas que atravesaron el edificio en ambas medianeras, que luego se convierten en tabiques estructurales y un núcleo central donde se aloja la circulación vertical.
Así se ideó además una gran losa sin columnas que permite la flexibilidad de los distintos requerimientos de variabilidad de las plantas. La fachada está formada con una piel de vidrio que resuelve el objetivo de formar un telón detrás de la fachada antigua y brindarle vistas totales al río y al parque.
Los interiores se dividieron y terminaron con placas de yeso que aseguran una calidad de terminaciones, con aberturas de madera y aluminio que resaltan la luminosidad y transparencia.
Instalaciones de calefacción por radiadores, aire acondicionado split, instalaciones sanitarias en polipropileno y sofisticados sistemas de comunicaciones y seguridad, completan el criterio tecnológico contemporáneo adoptado.
Para esta obra se emplearon variadas técnicas de preservación, así como una mano de obra especializada para la restauración de la parte de alto valor patrimonial.
Limpieza y restauración de fachada símil piedra París, desmontaje completo y reconstrucción de los tejados de la torre, reemplazo de zinguerías, reparación y reconstrucción de vitrales, aberturas de madera, yeserías con molduras y artesonados que requirieron moldes para reconstruirlos, pisos de madera, revestimientos y pisos de mármoles, fueron algunas de las numerosas tareas que hubo que llevar a cabo para poder recuperarla y permitir un uso adecuado a los requerimientos de los tiempos actuales.
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