crimen de la maestra: prueba de ADN implica a sospechosas

Tucumán.- La sangre hallada en una valija y en el automóvil que usaban las ex religiosas detenidas por la desaparición de la docente tucumana Beatriz Argañaráz pertenecen a la víctima, según quedó confirmado por un estudio de ADN, informaron ayer fuentes de la investigación.

La fiscal Adriana Giannoni, a cargo del caso, recibió anoche la evidencia enviada por el Colegio de Bioquímicos y Farmacéuticos de la Capital Federal, que complica la situación de las detenidas.

La sangre analizada fue hallada por los peritos en una valija que la detenida Susana Acosta llevó al colegio en el que trabajaba y en el automóvil Ford Orion, que ésta utilizaba junto a su pareja y también apresada por el caso, Nélida Fernández.

Las muestras fueron comparadas por los expertos con la sangre extraída a Angela Farías y Liliana Argañaráz, madre y hermana de la maestra, que se encuentra desaparecida desde el 31 de julio último.

Según la información recibida por la funcionaria judicial, las muestras de manchas tomadas en la casa de Acosta y Fernández constatan la identidad de la víctima en la comparación con la sangre de la madre y la hermana de Argañaráz.

La prueba, que había sido enviada a la Capital Federal para su procesamiento, tenía por fin determinar si las muestras de sangre encontradas en la casa y en el auto que compartían Acosta y Fernández, ex novicias, pertenecen al mismo tipo que al de Beatriz Argañaraz.

Semanas atrás, durante un procedimiento realizado en la casa que compartían las detenidas, la policía encontró muestras de sangre en tres lugares diferentes del Ford Orion de las imputadas, así como en una maleta ubicada en la vivienda.

La pista en la que trabaja con firmeza la fiscal Giannoni es la de alguna diferencia laboral entre las imputadas y Argañaráz, que estaba a punto de ser nombrada directora del colegio Padre Roque Correa, en el que trabajaba junto a Acosta y con cuya área de pastoral colaboró Fernández años atrás. (Télam)