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 sábado, 09 de septiembre de 2006  
En 6 meses se robaron 60 kilómetros de cable telefónico
El saqueo duplica el registro completo de años anteriores y ya dejó a 32 mil clientes sin línea

Así como los commodities cotizan en Bolsa, el cobre de los cables telefónicos también se codicia en el mundo del delito según cómo fluctúe su precio en el mercado. Y ese precio, hoy, es muy alto. Por eso no es extraño que en el primer semestre del año el robo de cableado ya duplique el total de años anteriores. Desde enero a julio pasado fueron hurtados 60 kilómetros de cables, la misma distancia que hay entre Rosario y la ciudad entrerriana de Victoria, mientras que en todo el 2004 el robo alcanzó 55 kilómetros. El problema no sólo es para Telecom, sino para los usuarios de líneas: en lo que va del año suman casi 32 mil los clientes afectados por el saqueo de cables y otros materiales, que se dan a razón de 80 por mes, casi tres hechos por día. Entre las zonas rojas este año aparecen el sur, el sudoeste y Fisherton, y ya fuera de Rosario la vecina localidad de Granadero Baigorria.

El cobre es uno de los metales que más aumentó su precio en los últimos años: en el mercado formal, por estos días ya supera los 8 mil dólares por tonelada. Y en el informal, por ejemplo en los corralones de compra-venta de la ciudad, ronda los 15 pesos por kilo. Aunque es difícil establecer cuánto dinero se obtiene por cada metro de cable robado, ya que existen algunos que contienen 300 hilos y otros sólo 20.

Sin embargo, la relación entre el valor de ese metal en el mercado y la estadística de hurto de cables es incuestionable. "Ha habido un incremento notable que va siempre a la par del precio del cobre", cuenta el gerente de Relaciones Institucionales de Telecom en Rosario, Ricardo Scaglione.

"Esa parece ser la variable que, en más o en menos, regula el aumento o el achatamiento del robo: como actualmente el precio del cobre está muy alto, sencillamente crecen los robos", explica el ejecutivo.

Pero el hurto representa un problema no sólo para la firma, sino también para sus clientes. En los primeros seis meses del año, 31.729 usuarios del servicio se quedaron sin línea merced a los robos y el vandalismo sobre materiales de Telecom, y resultaron afectados por la misma razón 106.800 pares telefónicos (se trata de cables dobles disponibles para ser adjudicados, pero no necesariamente conectados a una línea). Así, el perjuicio para los clientes es que se quedan sin línea hasta que la empresa manda sus cuadrillas y logra reparar el desperfecto (lo que muchas veces lleva su tiempo).

Y para la firma eso representa un importante impacto económico, mensurable a través de lo que cuesta "la reposición de los materiales, las horas hombre de las cuadrillas y la reparación de daños colaterales", afirma Scaglione, sin contar con que, "al quedarse sin líneas baja el consumo y luego la empresa debe devolver el porcentaje de los abonos correspondiente al tiempo sin servicio". Algo que el directivo asegura se cumple siempre, "porque así lo establece la ley".

Obviamente que los ladrones van en busca del cobre, pero para hacerse de los cables, tanto aéreos como subterráneos, los destrozos arrastran otros materiales. "No son robos de quirófano", grafica el directivo de Telecom, lo que implica que, aunque las técnicas de hurto se perfeccionan al mismo ritmo que los recaudos técnicos para evitarlos, si tienen que romper todo, rompen todo. Algunas veces, incluso, los robos no llegan a concretarse, pero los daños se producen igual. "Se registran unos 80 casos de vandalismo por mes, a razón de dos o tres por día, lo que no sólo se produce por robos, sino por intentos de robo", explica Scaglione. Por ejemplo, "cortan el cable y dicen «después venimos», o queman los armarios de la vía pública de donde ascienden las líneas desde el cableado subterráneo".


Una y otra vez
También es grave la reincidencia en los mismos puntos de la ciudad, lo que perjudica una y otra vez a los mismos usuarios. "Eso es quizás lo que más problemas trae: sostener a los clientes que permanentemente resultan afectados por robos, se les arregla el daño, pero al muy poco tiempo vuelven a quedarse sin servicio", cuenta el directivo. Las zonas de Rosario que registran los peores índices por actos de vandalismo y hurto de cableado son históricamente el sur y el sudoeste, a los que este año se sumó el barrio de Fisherton. Y, ya fuera de los límites de la ciudad, la vecina localidad de Granadero Baigorria.

De todos modos, el fenómeno se registra, con subas y bajas según las épocas, en todo el país. "Rosario está dentro de la tendencia general, tan sujeta a la relación con el precio del cobre como las otras ciudades", sostiene el gerente de Telecom.
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