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miércoles,
06 de
septiembre de
2006 |
Efemérides
Un 6 de septiembre...
Guillermo Zinni / La Capital
1905: Nace Luis Federico Leloir, premio Nobel de química 1970
A fines de 1970 el país recibió sorprendido la noticia de que uno de sus hijos, el médico Luis Federico Leloir, había sido laureado con el premio Nobel de química por sus investigaciones sobre los nucleótidos del azúcar y su rol en la fisiología humana. Para tratar de explicar qué había hecho para merecer el galardón los diarios comenzaron a hablar de glucógeno, enzimas y de uridina difosfato glucosa, pero salvo los especialistas, la mayor parte de los argentinos oía esas palabras por primera vez en su vida, aunque igual festejaron que a través de Leloir se conociera que los científicos criollos estaban a la altura de los mejores del mundo. Sin embargo poco después la alegría se transformó en disgusto generalizado cuando comenzaron a circular una serie de imágenes que reflejaban el estado calamitoso y paupérrimo en que Leloir debió desarrollar su labor: un viejo guardapolvo gris roto en las mangas, paredes sucias y descascaradas y una silla atada con alambre. Si bien por un lado todo esto enalteció aún más el logro, por el otro fue una fiel descripción del mínimo interés que el Estado dedica a los científicos. Tenía 64 años y a una edad en que muchos ya están alejados de las actividades prácticas del laboratorio él seguía realizando cotidianamente sus experimentos y desarrollando técnicas. Su desprendimiento personal era tal que cada uno de los numerosos premios que recibió, incluso el Nobel, los donó al Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires. Lo mismo hizo con su sueldo de profesor universitario y buena parte de las colecciones que componen la biblioteca de ese instituto se deben a su gran generosidad. Había nacido el 6 de septiembre de 1906 en París, ciudad donde sus padres estaban pasando unas vacaciones, y se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires. Fue discípulo de otro premio Nobel argentino: Bernardo Houssay. Autor de más de 200 trabajos, antes de obtener el premio internacional había sido distinguido con el de la Sociedad Científica Argentina (1955), el de la Comisión Nacional de Cultura (1944), Bunge y Born (1965), Fundación Gaidner de Canadá (1966) y el de la Asociación Química Argentina (1969). Murió el 2 de diciembre de 1987.
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