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domingo,
03 de
septiembre de
2006 |
El viaje del lector
Vacaciones en la Costa Verde
En busca de unos días de descanso, en contacto con la naturaleza y muy especialmente con el mar, en la amable compañía del mate partimos rumbo a la costa, una mañana muy tempranito, mi esposo y yo. Decidimos visitar primeramente, la pintoresca ciudad de Pinamar. Disfrutamos allí de unos días de sol en la segunda quincena de febrero.
Pinamar es una ciudad turística pujante con características propias bien definidas. Al igual que las localidades cercanas, tiene sus orígenes en el trabajo sostenido de los pioneros que convirtieron esta zona de médanos, por medio de la forestación, en un paraíso que despierta asombro y admiración.
El espíritu visionario y emprendedor del arquitecto Jorge Bunge allá por la década del 40 y luego la radicación en el lugar, de familias italianas que al finalizar la segunda guerra vinieron en busca de paz y trabajo, le dieron el impulso que la convirtieron en un paraíso turístico.
Pasear al atardecer o por las noches, después de cenar por la Avenida Bunge o por el centro comercial es recorrer una exposición de artículos de los más modernos y variados. Especialmente se ven los automotores de última generación de las marcas nacionales y mundiales más reconocidas.
Una de las actividades que disfrutamos especialmente durante las horas de sol, fueron las caminatas por la playa, en las primeras horas del día. Aprovechando que estábamos alojados en una hostería a pocos pasos del mar, un día me levanté especialmente más temprano para ver la salida del sol. Es un espectáculo inigualable.
Mientras caminaba por la arena húmeda y dura, observaba el escenario y la escenografía. El mar calmo y las nubes dispersas?.Predominando los grises y plateados, velados por una suave niebla. Las gaviotas mansas y lentas, en grupos sobre la arena, con las patitas mojadas por las olas que lamían la orilla, algunas volando bajo, sobre el mar, cercanas a la costa. Las siluetas del muelle de los pescadores con algunas cañas trasnochadas recortándose en el sur.
De pronto?más espectadores, todos muy atentos?. Algunos reflejos rojizos anunciaban que el gran astro estaba por salir a escena. En un instante irrumpió con su luz cambiando todos los colores. El misterio desapareció. Todo brillaba, cobrando nueva vida. Es asombroso pensar que todos los días ocurre este milagro.
Levantarse bien temprano tiene el encanto que los dormilones no comprenden, pero el premio bien vale el madrugón. También recorrimos y admiramos las características de los otros centros urbanos que forman este grupo que han denominado Costa verde .
Apreciamos la tranquila exclusividad de Cariló, la serenidad de Ostende y de Valeria del Mar. Hacia el Sur, llegamos hasta Villa Gessell, la elegida por los adolescentes y los jóvenes, donde también las familias encuentran clima adecuado para disfrutar del sol y de paseos por el bosque donde pueden descubrir la historia de los orígenes de la villa.
De esta manera el placer se conjuga con la tranquilidad de no perder de vista a los retoños. Siguiendo un poco más al Sur por un camino de arenas donde se desplazan libremente las motos de cuatro ruedas, comandadas por jóvenes que van camino a las dunas, llegamos a la floreciente Mar de las Pampas.
Este centro urbano es súper tranquilo todavía .Lo prefieren las familias con chicos pequeños que realmente quieren apartarse del ruido y del trajín y vivir unos días en familia, lejos de todo lo que es el estrés cotidiano. Su centro comercial es muy impactante tanto por las modernas y pintorescas construcciones como por la calidad de los artículos que ofrece sus negocios.
Realmente comprendí el porque de la denominación de Costa Verde. Esta costa desértica, de arenas móviles, se convirtió en el paraíso que es hoy, gracias al espíritu visionario de Jorge Bunge, de Valeria Guerrero, de Carlos Gessell y de otros emprendedores y al esfuerzo y tesón de muchas familias de inmigrantes, que apostaron a una quimera que se hizo realidad. Sus descendientes y habitantes de Argentina y del mundo, podemos admirar , disfrutar y recomendar para pasar unos días inolvidables.
Mari Delia Patumsis
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Pinamar es una ciudad turística y pujante con características bien definidas. Es un paraíso que despierta admiración.
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