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domingo,
03 de
septiembre de
2006 |
Camboya: los Templos de Angkor
Durante cinco siglos la selva ocultó uno de los monumentos postulados a ser una de las nuevas maravillas
Los Templos de Angkor en el noroeste de Camboya, a 300 kilómetros de su capital Phom Penh, son un tesoro de piedra escondido en la selva. La legendaria capital del imperio Khmer estuvo perdida en la selva durante cinco siglos y ha perdurado casi intacta hasta nuestros días. La espiritualidad y el misticismo de sus imponentes esculturas y sus extensos estanques forman parte de una civilización que estuvo oculta para el occidente hasta 1860 cuando fue descubierta por el explorador francés Henry Mohuot.
El origen de esta ciudad se sitúa bajo el reinado de Jayavarman II (810-850 d.C.), fundador del Imperio Khmer, quien comenzó el culto a las deidades hindúes, y su esplendor duró hasta el año 1.225, aproximadamente. El conjunto arquitectónico, que ocupa una extensión de 400 kilómetros cuadrados, está compuesto por templos monumentales construidos durante este período y son una joya del arte hindú. En 1992 la UNESCO nombró a todo el conjunto monumental de Angkor Patrimonio de la Humanidad y en la actualidad es uno de los candidatos para Las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.
La espiritualidad, la arquitectura, la cultura y la planificación urbana se combinan en un equilibrio excepcional en Angkor, donde impresiona la sensación de misterio ya que las construcciones parecen haber estado ocupados hasta el día anterior. La sensación al caminar entre sus columnas es la de un viaje 1.000 años al pasado.
Los templos de piedra de varios pisos se yerguen sobre la jungla, cada uno con su propia historia y un estilo arquitectónico particular. Es el mayor conjunto de templos del mundo y los principales grupos son Angkor Thom, Ta Prom y Angkor Wat. Los edificios más antiguos fueron construidos con ladrillos, en los posteriores se empleó laterita, una piedra barrosa coloreada, y los más recientes son de arenisca.
El Templo de Ta Prom, el único que no ha sido restaurado, sorprende por que la naturaleza ha ido ganando terreno y los árboles, con sus enormes raíces que invaden los monumentos, forman ya parte de la postal. La creación humana convive milagrosamente con la naturaleza, pero la vegetación avanzó unos pasos en la contienda, y profanó los recintos sagrados.
Encima de los techos crecen árboles de cincuenta metros. Las raíces bajan por las paredes y parecen querer devorarse los enormes bloques de piedra. En la entrada de cada templo se levanta entre la vegetación la estatua de Garuda que representa la irreductible lucha entre el bien y el mal, considerada eterna.
En Angkor Thom se encuentra el templo Bayon, construido en el siglo XII bajo el reinado de Jayavarman VII, donde habitaban cerca de un millón de personas. La construcción cuenta con un foso de 100 metros de ancho y 12 km de extensión, que en su tiempo estaba colmado de cocodrilos. Sus feroces guardianes han desaparecido; pero el puente de entrada sigue estando custodiado por 54 macizos guerreros de piedra dispuestos en hilera a cada costado y entre todos sostienen dos cobras de 30 metros.
El templo más representativo de todo el conjunto es el llamado Angkor Wat, dedicado al dios hindú Visnu, mandado construir por el rey Suryavarman II, que reinó entre los años 1131 y 1150 después de Cristo. La construcción de este templo tardó 30 años y calculan que se empleó la misma cantidad de piedra que en la gran pirámide egipcia de Keops, en Giza.
Una calzada de 250 metros de largo conduce a los visitantes hacia la base del templo, al pie de unas torres piramidales. Donde se puede ingresar al santuario central, a través de una empinada escalinata que lleva hasta la terraza más elevada del templo.
Angkor Wat está orientado hacia el oeste, al contrario de los otros templos, que están orientados hacia el este. Está formado por cinco torres de una simetría perfecta que representan las cinco colinas del monte Meru, la casa de los dioses y centro del universo hindú. Un foso y tres galerías rodean los cinco santuarios centrales. Cuenta con el mayor bajorrelieve del mundo, que narra historias de la mitología hindú. El conjunto arquitectónico ocupa en su totalidad dos kilómetros cuadrados, y es el mayor templo religioso del mundo.
La recuperación del monumento
La ciudad sagrada de Angkor tuvo una época de esplendor que duró varios siglos, pero a comienzos del año 1200 el imperio Khmer y la ciudad comenzaron a decaer. El imperio Thai emergió como el más poderoso de la zona y la conquista del Khmer supuso el definitivo abandono de la ciudad de Angkor.
La selva se adueñó durante siglos de muchos de estos templos hasta 1860 cuando fue descubierta por el explorador francés Henry Mohuot, a partir allí la monumental estructura se puso en relieve. El emplazamiento desde 1908 hasta 1970 estuvo protegido por la Conservation d"Angkor, pero cuando Camboya fue presa de la violencia y el genocidio en 1974, el acceso a Angkor se vio interrumpido y el descuido y la caza de tesoros afectaron al monumento.
El Conservatorio de Angkor era el responsable del mantenimiento de los templos, dependiente del gobierno de Camboya. La guerra civil que durante 30 años vivió Camboya en los años 70, en la que los Jemeres Rojos masacraron muchos budistas como parte de su proyecto de reorganización social, no dañó mucho a los templos, numerosas estatuas fueron trasladadas a museos para su protección.
Los templos en la actualidad están siendo restaurados con la colaboración de arqueólogos de todo el mundo. Pero el mundo puede seguir maravillándose de esta obra maestra en piedra y contemplar entre las ruinas el paso del tiempo y cuánta historia y grandeza guardan estos templos.
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