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 domingo, 03 de septiembre de 2006  
[Primera persona]
De la academia a la revolución
José Bodes Gómez cuenta cómo fue trabajar en la agencia de noticias cubana Prensa Latina. Detalla el clima que se vivía en la isla antes y después de la toma del poder

Eduardo Valverde / La Capital

El hombre que se presta con complicidad a desgranar su pensamiento ante la cinta que corre sin pausa tiene un inocultable acento caribeño, a pesar de que habla lentamente y como mensurando el peso específico de cada palabra.

José Bodes Gómez (La Habana, 1935), maestro de periodistas en el Caimán Barbado, es uno de los fundadores de la ya mítica agencia cubana de noticias Prensa Latina, aquella patriada que tuvo su primera transmisión en junio de 1959. Participaron en el emprendimiento, entre otros, los argentinos Jorge Masetti (como director), Rogelio Pajarito García Lupo y Rodolfo Walsh (como jefe de la sección Artículos Especiales, es decir notas de investigación), y el colombiano Gabriel García Márquez, quien por esos años estaba muy lejos todavía de haber publicado las narraciones por las que sería mundialmente conocido como uno de los principales animadores del denominado boom de la novela latinoamericana.

Bodes Gómez estuvo en Rosario para participar de la Feria del Libro, que finaliza hoy en el Patio de la Madera. Precisamente tuvo un encuentro con lectores y la prensa en torno a sus libros "Desafío a la desinformación", "El estilo cablegráfico", "Mate y ron: el Che en la visión de argentinos y Cubanos", y, sobre todo, "Perón-Fidel, línea directa", escrito en coautoría con el periodista rosarino Coco López.

Haciendo gala de un notable ejercicio de memoria, Bodes Gómez se remontó hasta la lejana década del 50, y expuso como un gigantesco friso ante Señales sus experiencias en el marco del proceso revolucionario que llevó a la victoria al ya mítico Movimiento 26 de Julio, luego de tres años de lucha guerrillera en la Sierra Maestra.

-¿Cuál fue su experiencia en torno al proceso revolucionario cubano?

-En 1954, ingreso en la Universidad de La Habana para estudiar Derecho y simultáneamente comienzo periodismo en un instituto terciario. Pero en 1956, el dictador Fulgencio Batista clausura la universidad, porque se había convertido en un foco de rebeldía a su régimen. En ese momento, participé solamente en algunas manifestaciones estudiantiles y no tuve una actividad política mayor. Entonces, mi padre me sugiere que comience a trabajar y es así como ingreso a los Ferrocarriles, donde él ya revistaba. Trabajando allí me doy cuenta de todo lo que nos estaba haciendo sufrir ese régimen. En abril de 1958, la dirección revolucionaria convoca a una huelga general. Ese puede decirse que es mi bautismo de fuego, ya que me eligen delegado de mi año, y participo activamente en la organización de la huelga.

-¿Qué pasó con la medida de fuerza?

-En realidad, fracasó. La huelga aspiraba a ser nacional y solamente logró llevarse a cabo en forma efectiva en La Habana y en dos o tres ciudades más.

-¿Ya militaba en el Movimiento 26 de Julio?

-Yo no milité en ningún movimiento de los que estaban activos en esos años, ni en el 26 de Julio, ni en el Directorio Revolucionario, ni en el Partido Comunista, que se llamaba entonces Partido Socialista Popular. Colaboraba con todos, pero no tenía un encuadramiento partidario. En tanto, seguía trabajando en los Ferrocarriles hasta que triunfó la Revolución, el 1º de enero de 1959.

-¿Cómo vivió ese momento?

-Esa fecha me encuentra con el título de periodista, pero todavía sin ejercer. Aproximadamente a las cinco de la mañana de ese día, mi padre me despertó y me dijo: "Creo que Batista se fue. Me han llamado de los Ferrocarriles y me han dicho que a los trenes que no podían viajar más allá de la mitad de la isla hacia el Oriente se les ha levantado la prohibición, porque ya no está el tirano". Efectivamente, Batista había huido a las dos de la madrugada. Para mí comenzó una vida nueva, porque me había preparado con bibliografía esencialmente de origen norteamericano para ejercer el periodismo de empresa privada en un país colonial.

-¿Qué características tenía la Cuba prerrevolucionaria?

-Era una colonia bastante vergonzante. Como se vio muy bien en la película El Padrino II, La Habana que yo conocía desde que había nacido era prácticamente un burdel y un casino. No así el resto de la isla. La mitad del área construida de la ciudad estaba ocupada por salas de juego, casas de citas y lugares de venta de droga, sobre todo morfina y marihuana. Su aspecto desde el punto de vista social era deplorable, junto con una apariencia urbanística y arquitectónica muy esplendorosa. La mafia tenía a su gran zar del juego en Meyer Lansky, quien era a su vez mano derecha de Lucky Luciano.

-¿Cuándo ingresa en el periodismo?

-Empiezo a trabajar en un diario que había sido prácticamente financiado con dinero robado al Estado, totalmente contrario a los ideales de la Revolución y cuya propiedad fue intervenida tras la toma del poder. Paralelamente, me integro a la Redacción del periódico órgano del Movimiento 26 de Julio, que se llamaba "Revolución". Allí empiezo a trabajar en la sección Economía, tema en el que me especialicé.

-¿Cómo fue el proceso de creación de Prensa Latina?

-La idea de fundar una agencia de noticias independiente latinoamericana que pudiera contrarrestar el flujo unidireccional de la información impulsado por las dos grandes cadenas norteamericanas de ese entonces, AP y UPI, surgió de la convocatoria a mediados de 1959 a un encuentro de periodistas de todo el mundo, con preeminencia de cronistas latinoamericanos, que lanzó Fidel Castro, al que se llamó "Operación Verdad". La idea era que los hombres de prensa pudieran realizar la cobertura in situ del proceso de purga de los genocidas contrarrevolucionarios que habían iniciado los Tribunales Populares. Al encuentro asistieron cerca de 400 periodistas y Fidel pronunció un mensaje destinado a propiciar la democratización de la información que es considerado como el origen de Prensa Latina.

-¿Cómo se integró el grupo fundador?

- En esa reunión en La Habana había asistido el periodista argentino Jorge Masetti, que había estado antes en la isla en 1958 entrevistando a Fidel en Sierra Maestra. Masetti junto al escritor y periodista uruguayo Carlos María Gutiérrez, al mejicano Mario Gil y al colombiano Gabriel García Márquez, y con el aporte de algunos cubanos como Baldomero Alvarez Ríos, comienzan a gestar la idea de organizar una agencia de noticias. En junio de 1959 inicia su transmisión Prensa Latina.

-¿Cuándo se produce su ingreso a la agencia?

-Me incorporo como periodista de planta a la Redacción en octubre de 1959. Allí tuve que aprender cómo escribir para lectores extranjeros, es decir sin utilizar ningún localismo.

-¿Qué recuerdos tiene de Masetti?

-Era un hombre admirable. Ha sido el director más periodístico que tuvo Prensa Latina. Masetti tenía por costumbre llamar diariamente a uno, dos o tres corresponsales en el extranjero por teléfono para intercambiar información. Inesperadamente se sentaba en la Redacción en una máquina de escribir, no eléctrica, como se usaba mayoritariamente en la época, y oficiaba como un periodista más. Estuvo al frente de la agencia hasta 1961, luego de la invasión de Bahía de Los Cochinos, en que inicia su camino para hacer la revolución en Argentina, formándose militarmente en Argelia y luego Cuba, antes de partir para iniciar la guerrilla en la selva de Salta. En apenas dos años, Masetti pudo completar toda la compleja arquitectura de una agencia internacional de noticias.

-¿Cuál fue su experiencia con el Che Guevara?

-Al Che lo conocí en 1959, cuando lo entrevisté en su oficina de presidente del Banco Nacional. En esa época hizo aquella famosa emisión de billetes a los que firmó con su apelativo Che. Era un hombre extraordinario. Reunía dos grandes condiciones: la seducción que puede ejercer un líder político y la estatura ética y revolucionaria de un hombre que había jugado su vida por la Revolución.
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Memoria. "Batista había huido a las dos de la madrugada y para mí comenzó una vida nueva", recuerda el periodista José Bodes Gómez.

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