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domingo,
03 de
septiembre de
2006 |
Sobre gustos: Eduardo González
Eduardo Agustín González (1957) vive en Buenos Aires y es psicoanalista y escritor. Y también es el creador de Pilo Montaliú, un particular detective que protagoniza las novelas "El secreto de Leonardo da Vinci", "La maldición de Moctezuma" y "El fantasma de Gardel ataca el Abasto".
-¿Qué libro recomendarías para un largo viaje?
-Sin lugar a dudas, sobre todo si el viaje es en barco, recomendaría "Moby Dick", los dos tomos increíblemente traducidos por el maestro Pezzoni. Al llegar a la última página, seguramente vamos a tener ganas de volver a leer esa antológica frase: "Podéis llamarme Ismael".
-¿Cuál es tu personaje de ficción preferido?
-Conan Doyle, un tanto cansado de que su personaje lo hubiera fagocitado como autor, decidió un día asesinar a Sherlock Holmes. Hubo piquetes y protestas y el bueno de Conan no tuvo más remedio que buscar un truco literario para resucitarlo. Me gusta que el personaje haga olvidar a su autor.
-¿Qué cuento le contarías a alguien para hacerlo dormir?
-A mis hijas les contaba los cuentos de mitología griega en versión de Graciela Montes. No se dormían rápido, pero cuando lo hacían estaban felices.
-¿Qué es lo que te puede aburrir en un libro?
-Me aburre mucho el narcisismo de un autor, cuando quiere demostrar que es un buen escritor, o que sabe mucho, o que leyó y te tira la biblioteca de su erudición por la cabeza. ¡Soporífero!
-Entre todas tus lecturas, ¿podrías señalar alguna que haya sido especialmente significativa?
-¡Uf! Qué difícil. Son tantas. Una de las cosas que más me abrió la cabeza fueron "Las Mil y una noches" (espero que por esta respuesta no me tomen por alguien de Al-Qaeda).
-¿Qué cosas necesitás para ponerte a escribir?
-Necesito que esa historia sea como Scherezade. Que no me deje tranquilo, que no pueda dejar de pensar en ella. Generalmente comienzo por un guión, busco personajes, acciones, locaciones, imágenes, olores, comidas. Después arranco y escribo, escribo, escribo. Siempre sucede que después, la misma escritura me va sorprendiendo y me lleva a lugares que nunca hubiera imaginado.
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