Entrevista. Rafael Bielsa habló de sus ideas para llevar a la Casa Gris

"El que quiera pasarla bien en la política, que se dedique a otra cosa"

El precandidato del PJ abordó la cuestión de la inseguridad y destacó la capacidad para producir que tiene Santa Fe

Instalado como uno de los precandidatos del PJ para disputar la Gobernación santafesina, Rafael Bielsa habló ante La Capital de temas que le interesan a la ciudadanía. Hizo saber de sus propuestas en materia de seguridad, pero no se olvidó de la producción. El ex canciller no evitó reflexionar sobre su propia actividad. "El que quiera pasarla bien (en política) puede dedicarse a otra cosa", sentenció.

-¿Cuál es su propuesta para mitigar el problema de la inseguridad?

-La cuestión merece tres abordajes: el de inmediato, el de mediano y el de largo plazos. El tercero es el que más se acerca a la solución del problema, intolerables veces abordado por la estéril oposición entre "garantismo" y "mano dura", como si entre ambas no pudiera haber una "mano justa". La econometría ha demostrado que la evolución de los delitos -en particular contra la propiedad- se explica en más de un 72% sobre la base de la distribución de los ingresos. El problema de seguridad es complejo y las soluciones deberán atender no solamente las conductas de tipo delictivo, sino las causas a las que pueden deberse. Por eso es que contamos con un equipo especializado que se encuentra elaborando una política de seguridad integral. De todas maneras, para mitigar la inseguridad en el corto plazo se pueden tomar las siguientes medidas: incrementar las condiciones de urbanidad, el alumbrado público y la accesibilidad; incorporar personal administrativo a las comisarías para que desarrolle estas tareas y libere de esa carga al personal policial; mayor patrullaje en las zonas que arrojen los índices delictivos más altos trabajando sobre un esquema de rutinas y horarios rotativos. En cuanto a las disposiciones a mediano plazo: reconstruir los vínculos sociales tanto entre los vecinos como de los vecinos con los agentes del orden de la zona; propiciar y fortalecer las instituciones que brindan el servicio de contención social como las escuelas, los clubes de barrio, las vecinales, las iniciativas colectivas; reinsertar en la escuela a los jóvenes y niños de las zonas más humildes, proveer un subsidio o incentivo en los casos que resulte necesario; brindar oportunidades de desarrollo laboral, especialmente a los sectores sociales en los que resulta más difícil obtener un empleo; establecer un sistema de vigilancia por parte de los radiotaxis, las empresas de ómnibus de corta y larga distancia, cuyos vehículos tengan la posibilidad de comunicarse con la comisaría. Todo esto debe constituir un plan orgánico. Esto sólo es posible si se reconstruyen los vínculos de confianza de la ciudadanía con los representantes de las fuerzas de seguridad; cabe pensar, además, que la comunidad pueda tener en rol activo cuando se trate de remover a aquellos uniformados que no cumplen con su deber.

-¿El gobierno provincial debe generar trabajo? ¿Qué haría en ese aspecto?

-Por supuesto que sí. Lo que haría es plantear un programa de duplicación de las exportaciones en un plazo de seis años. para ello habrá que adecuar la logística para soportar una mayor actividad exportadora, planificar la obra pública -caminos y áreas de intercambio e industriales- para proporcionarla, sesgar la educación y estimularla en los sectores que más mano de obra calificada demandarán, como por ejemplo la tecnología metalmecánica, y fundamentalmente asistir técnicamente a los pequeños, medianos y microproductores para que trabajen con actualización tecnológica. Pensar el destino productivo de la provincia implica incorporar la diversidad, el norte provincial tiene potencialidades que deben ser promovidas y explotadas desde sus propias aptitudes -caña de azúcar, algodón, actividad ganadera-. Santa Fe cuenta con un importante desarrollo de pequeñas y medianas empresas, innovadoras, creativas, jóvenes, que requieren atención y asistencia en tanto son multiplicadoras de mano de obra calificada. Este programa estructural, en la medida en que las variables nacionales permanezcan alineadas, es fuente de generación de incontables puestos de trabajo decente.

-¿Cuáles serían sus primeras medidas de gobierno?

-La primera sería poner en marcha una reforma administrativa no expulsiva para tener un estado popular, democrático y presente, capaz de soportar el peso de los objetivos de los que le hablé más arriba, tecnificado de manera tal de optimizar el uso de los recursos, de no hacer perder el tiempo al ciudadano con trámites que pueden realizarse desde un telecentro o desde el hogar.

-¿Coincide en que hoy la gente se conforma con lo menos malo; por ejemplo; se elige un candidato por su honestidad aunque no tenga luces para gobernar?

-Los individuos desean lo que no tienen. Si falta honestidad pública, la gente tenderá a buscar alguien honesto, alguien que se parezca a la moral media. Y esto no está mal. Lo que está mal es que en el supermercado de la política no abunden los individuos decentes, lúcidos y al mismo tiempo con carácter de hombres de Estado. Aunque nos duela, es el resultado de la Argentina de donde venimos de inmediato, y llevará tiempo formar nuevos dirigentes con dichos atributos.

-¿Existen desaprensión, falta de servicio, por parte de la clase política?

-Detesto la expresión "clase política", y me gusta la expresión de Kirchner: hombres comunes con obligaciones no comunes. El problema surge cuando la agenda de los políticos no coincide con la de la ciudadanía. La política, que hay que recordar que es facultativa y no obligatoria, por lo cual el que quiera pasarla bien puede dedicarse a otra cosa, consiste en estar dispuesto a correr la suerte de los que la tienen mala. Dispuesto a correr la suerte colectiva. Si uno se administra un dosaje demasiado alto de alfombra roja, esa es la primera infidelidad que se pagará con el rechazo del votante.

-¿La felicidad depende también del Estado? Si es así, ¿el Estado está en deuda con muchos argentinos?

-Efectivamente el Estado está en deuda. Los argentinos no recibimos de él bienes públicos en cantidad y calidad suficiente como para estar satisfechos, o como para ser infelices sólo por otros motivos. Dicho esto, los argentinos hemos hecho mucho para que el Estado no tuviera paz. No hay que olvidar que a pasos atrás, no más, está la teoría del Estado mínimo y todas esas paparruchadas, que llevaron a desmantelarlo, vaciarlo de cuadros valiosos, hacerle perder facultades de arbitraje entre poderosos y débiles o entre el interés nacional y el sectorial.

Bielsa propugna duplicar las exportaciones de la provincia.