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domingo,
03 de
septiembre de
2006 |
Mercados
Otra vez mala onda en las plazas mundiales
Antes el temor era la inflación y la burbuja. Ahora, la desaceleración económica. Un caso de psicólogo
Salvador Di Stéfano
Los mercados comenzaron a inquietarse nuevamente. De un escenario inflacionario, con suba de tasas de interés, mercado inmobiliario en suba y China creciendo, se pasó a un escenario en el cual los precios comienzan a moderarse, el precio del petróleo desciende de 70 dólares el barril y la economía de Estados Unidos desacelera.
Antes de llamar a un psicólogo conviene desarrollar más puntualmente cada uno de estos temas para tratar de comprender lo que ocurre en los mercados mundiales.
En el mundo se vivía con la amenaza de un fuerte crecimiento y la mayor demanda de productos primarios presionaba sobre los índices de precios que crecían peligrosamente. La suba de tasas en Estados Unidos lentamente fue quitándole poder de compra al consumidor americano, y cada vez más lo alejaba de la compra de activos durables vía financiamiento.
Sabemos que EEUU es la capital financiera del mundo, y todos los ciudadanos cuentan con financiamiento a plazos muy largos. Increíblemente, la tasa de hipoteca llega a niveles del 7% anual, las tarjetas de crédito financiaban sus saldos a tasas del 8,5% anual y los prendarios a tasas del 8% anual. Cualquiera de estas financiaciones es la soñada por un consumidor argentino, pero son exageradamente elevadas para el americano. Si a esto se suma la suba del combustible y gas, tenemos que el poder de compra del americano medio descendió notoriamente y esto es lo que produce la actual desaceleración económica en EEUU.
Los fundamentalistas de mercado, que hace unos meses predicaban el apocalipsis y pedían subir desmesuradamente los tipos de interés, hoy siguen predicando la crisis y piden bajar los tipos de interés.
Un cambio de rumbo muy violento, que no se daría a partir de la reunión de la Reserva Federal del 20 de septiembre pero que podría comenzar a ocurrir a partir de la reunión del 12 de diciembre próximo. Cada vez que la Reserva Federal baja la tasa de corto plazo no realiza un único movimiento. Por ende, a cerrar negocios con dólares que la tasa actual es muy alta si se compara con lo que puede venir.
La desaceleración
La desaceleración en la económica americana quita poder de compra de la amplia gama de productos existentes en el mercado. Entonces, debería caer la demanda de los productos primarios y esto alentar una baja en los desorbitados precios de algunos commodities, como es el caso del petróleo que se especuló que llegaría a los 100 dólares el barril y ya cotiza por debajo de 70 dólares.
Esto alienta la posibilidad de baja en los índices de inflación. Algo parecido está ocurriendo con el oro, plata, cobre, aluminio, zinc, entre otros.
Otro tema no menor es que la desaceleración de la economía americana impactará sobre la demanda de productos importados. Como consecuencia, China vera disminuir sus exportaciones a Estados Unidos. China es una economía que crece sustentada en los pilares de la inversión y la exportación. No tiene desarrollado el mercado interno. Si las exportaciones descienden, su economía se verá resentida. Las autoridades monetarias chinas están subiendo los tipos de interés, tanto de los depósitos como de los préstamos. Sin embargo, no desean que se revalúe el yuan y rendirse ante los pedidos de las autoridades americanas.
En Estados Unidos, para enfrentar la caída de actividad derivada de la suba desmesurada de los tipos de interés que llevó a desinflar la burbuja inmobiliaria, apuntan a devaluar el tipo de cambio contra el resto de las monedas del mundo.
Japón está mostrando debilidad en sus indicadores económicos. Por eso postergó toda suba de tipos de interés para el año 2007. Así, el yen difícilmente pueda apreciarse contra el dólar. Parece que todos los caminos apuntan a una devaluación muy fuerte del dólar frente al euro.
Las autoridades monetarias europeas estaban subiendo fuertemente los tipos de interés, que habían pasado del 2% al 3% anual. Esto hizo que el euro pasara de cotizar 1,17 a 1,28 por dólar en muy poco tiempo. Si la tendencia a la suba de tasas sigue en Europa no habría que descartar que el euro vuelva a los máximos de 1,36 por dólar en muy poco tiempo. En cambio si se lentifica el ritmo de suba de tipos de interés, una relación de 1,30-1,33 parecería lo más razonable.
Como conclusión, el mundo desacelera su crecimiento. Esto hará que bajen el comercio mundial y que los precios de los productos primarios se ubiquen lejos de los máximos alcanzados, aunque en valores más altos que antes de la suba.
Se disipan los temores sobre una suba de la inflación y las tasas de interés comenzarán a descender. El dólar buscará devaluarse para que la economía americana gane competitividad y la moneda que esta en condiciones de apreciarse es el euro. Las inversiones inmobiliarias en EEUU y en el mundo pasarán momentáneamente a segundo plano, aunque en el largo plazo si retornan los tipos de interés bajos la demanda se repondrá y se volverán a alcanzar los valores estrafalarias que ya se conocen.
De corto plazo, las propiedades caerán de precio. De largo, seguirán siendo un buen resguardo de valor. En el corto plazo todo el dinero especulativo que estaba en el mercado de materias primas e inmobiliario y se volcará al mercado de bonos y acciones. Por ende, hay que ser optimista con los mercados de renta variable. Pero cuidado, que en algún momento todo volverá a invertirse.
En la Argentina, la probable baja de la tasa de interés internacional a futuro augura altas chances de ir a una reestructuración de la deuda pública que sigue en cesación de pagos y volver a tener un contacto con el mundo financiero.
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