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sábado,
02 de
septiembre de
2006 |
La ONU analiza la negativa de Teherán a suspender el programa nuclear
El regateo sobre las sanciones a Irán
El catálogo de medidas punitivas incluye un bloqueo y el congelamiento de haberes en el exterior
Cristoph Driessen
Nueva York. - Donald Rumsfeld ha vuelto a preparar un escenario de amenazas para Irán. A la cuestión de si EEUU tiene aún fuerza para librar otra guerra más, el secretario de Defensa norteamericano respondió esta semana: "Sería muy desafortunado que otros países pensasen que no estamos en situación de defender a nuestro país o hacer lo que consideramos necesario".
Es cierto que actualmente no se ha acordado la "opción militar", como asegura el embajador estadounidense ante la ONU, John Bolton. Pero como contrapartida, el gobierno de George W. Bush exige al menos sanciones económicas dolorosas.
Esta es la posición con la que Bolton acude a las negociaciones tras vencer el jueves el plazo impuesto por la ONU a Irán para que deje de enriquecer uranio. Y sabe muy bien que no va a obtener, ni de lejos, todo lo que exige. Entre las bambalinas del Consejo de Seguridad se regatea como en un bazar: al final, la decisión queda en el medio. La idea básica es ahora un refuerzo paulatino de las sanciones. "En cada una de las fases, Irán tiene la posibilidad de detener el proceso", explica el embajador británico ante las Naciones Unidas, Emyr Jones Parry. La condición para ello sería poner fin al enriquecimiento de uranio, algo que volvió a rechazar tajántemente el gobierno iraní.
Cuentas en la mira
El catálogo de medidas punitivas podría empezar con limitaciones de entrada a otros países para políticos y todos los científicos participantes en el programa nuclear. Otra posibilidad sería la congelación de haberes iraníes en el extranjero. "Irán es un país enormemente corrupto", asegura un diplomático europeo que ha trabajado tres años en el país persa. "Todos los políticos influyentes tienen sus cuentas en el extranjero. Si dejasen de tener acceso a ellas se enfadarían bastante".
Estadounidenses y británicos quieren que el próximo paso a ello sea la prohibición de exportación de mercancías nucleares. Pero esto toparía con una gran resistencia de Rusia, ya que ingenieros de este país están construyendo actualmente la primera central atómica iraní en Busher y esperan contratos millonarios.
El último endurecimiento de las sanciones sería después la extensión del embargo a otros bienes de alta tecnología y una paralización de los créditos a la exportación. EEUU ya decretó en 1979 importantes limitaciones a la exportación.
No obstante, los norteamericanos subrayan que no quieren que se produzcan similitudes con Irak, es decir, que no quieren sanciones como las que se impusieron a Irak tras la primera guerra del golfo Pérsico y que afectaron a la población y empobrecieron a todo el país.
El petróleo no se toca
La peor sanción económica con diferencia, un embargo de petróleo, no se considera porque afectaría a la economía estadounidense y, presumiblemente, la conduciría a una recesión económica. Muchos diplomáticos europeos dudan de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se deje siquiera impresionar por la imposición de sanciones económicas. El presidente iraní prometió ayer que nunca renunciará a su programa nuclear y acusó a los países occidentales de distorsionar las actividades nucleares de Teherán.
"Lo más probable es que a Irán lo que más le moleste es quedar como Estado paria", dice un embajador ante la ONU. "Porque justo la reputación internacional, el reconocimiento como potencia regional, es muy importante para el régimen", aseguró. (DPA)
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