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 sábado, 02 de septiembre de 2006  
Intercambio de experiencias de educación no formal
Alumnos de capacitación laboral compartieron aprendizajes
A fin de agosto se realizó un encuentro de los Ceclas Nº 82 de Rosario y el Nº 94 de Piamonte, para mostrar los productos que realizan sus estudiantes

Un espacio de capacitación sostenido a pulmón. La frase se repite una y otra vez en boca de los docentes que diariamente concurren a la tardecita a las aulas de la Escuela de Adultos Nº 82, de barrio Nuevo Alberdi.

Aquellos que con esfuerzo y dedicación brindan sus conocimientos a más de 150 jóvenes y adultos que concurren al Centro Educativo de Capacitación Laboral para Adultos (Cecla), que funciona en el establecimiento, quienes buscan de esta manera formarse en un oficio que les pueda servir como salvavidas para hacer frente a la compleja realidad económica que les toca vivir.

Pero también saben que no están solos. Es por eso que el pasado viernes 25 de agosto, la comunidad educativa del Cecla rosarino organizó una jornada de encuentro e intercambio de experiencias y saberes con los miembros del Cecla Nº 94 de Piamonte, una localidad ubicada a 180 kilómetros al noroeste de Rosario.

"Este es el segundo encuentro que hacemos, el primero lo hicimos en Piamonte en el 2004", comenta Cristina López, docente del Centro rosarino y una de las organizadoras del encuentro, que sirvió para compartir entre ambas instituciones no solo el producto de la capacitación brindada, sino también las historias de vida que se tejen alrededor de estos Centros.

Como la de Olga Saucedo, una chica de 25 años que desde hace un año asiste todas las semanas al Cecla de la Escuela Nº 82 de Rosario, a aprender en los talleres de costura, grabado y pintura sobre tela. "Gracias a lo que me enseñaron acá, ahora le estoy haciendo el vestido del civil a mi hermana que se casa dentro de un par de meses", dice entusiasmada la joven, quien de realizar trabajos particulares de costura, se pudo comprar con el tiempo una máquina de coser para hacer de la capacitación recibida una puerta tangible a una salida laboral.

Pero no sólo un oficio se aprende en los Ceclas, ya que según afirman los docentes, para concurrir a ellos es obligatorio terminar la escuela primaria, estudio que se brinda en la misma institución. Aunque también es cierto que la asistencia diaria a los talleres a veces se dificulta, sobre todo al tratarse de adultos que en su mayoría tienen chicos a cargo.

En este sentido, y si bien explican las docentes, hay cierta flexibilidad con las asistencias, no son pocas las veces que las madres concurren con sus hijos pequeños a las aulas de los Ceclas, de manera tal que esta situación no se torne en un obstáculo para poder aprender.


Lazos solidarios
Según la Dirección Provincial de Educación, Producción y Trabajo del Ministerio de Educación de Santa Fe, en la provincia hay 89 Ceclas oficiales, a los que concurren alrededor de 9.058 personas que asisten a estos circuitos de educación no formal.

En Rosario, son 20 los Centros provinciales, en donde tanto mujeres como varones tienen la posibilidad de asistir a una amplia gama de talleres. Cocina y repostería, música, artes escénicas, costura fácil, bordados, tejido y manualidades son algunas de las opciones para ellas, mientras que para ellos existen espacios como el de carpintería, electricidad y cuidado de plantas.

Marta Garnero es educadora en el Cecla de Piamonte, y no duda en asegurar que en estos lugares lo más importante no es sólo el aprender, "sino todo lo que viene alrededor, las experiencias culturales y el compartir entre docente y alumnos".

"Al menos un día, en un lugarcito, compartimos nuestras ideas y aprendizajes, y todo eso suma a una capacitación más sensible", agrega la docente, a cargo de 11 secciones del Centro Piamontés, al que asisten cerca de 162 alumnos a los diferentes talleres, como el de computación, fotografía, mecánica básica del automotor e inglés.

Así las historias fueron y vinieron en el encuentro educativo, en el que se desplegó una muestra de las producciones de los alumnos de los dos Centros santafesinos, en trabajos de bordados, tejido y pintura, entre otros.

En el caso de María Elena Villalba, la posibilidad de formarse en tejido y costura en el Cecla rosarino le permitió sostener a su familia, en un momento en el que su marido se había quedado sin trabajo. Hoy ya es una de las tantas ex alumnas que gracias a la capitación recibida, tiene un ingreso producto de su actividad laboral en uno de los oficios en los que se formó. Y por ello decidió acercarse al encuentro en la Escuela Nº 82.

"Los adultos a veces no tenemos otro lugar donde estudiar o seguir una carrera, y para mí esto es como una enseñanza que sirve para el futuro, para hacer cosas con mis hijos, para trabajar, porque para un emprendimiento me sirve muchísimo", dice Mariné, una alumna de Piamonte, en una síntesis que, seguramente, muchos de sus compañeros de Rosario o los de su localidad seguro comparten.
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Los Ceclas brindan formación en oficios para hombres y mujeres mayores de 18 años.

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