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sábado,
26 de
agosto de
2006 |
Opinión: Es poco y algo a la vez
Adrián Abonizio
Cuesta hablar de Central y no irritarse por el período -ya transformado en era geológica- sin campeonar. Es nuestro tiempo de oscuridades salpicada por algún brillito de noche granate. ¿Será nuestro tiempo de perfidia y mofa? Este cronista aconseja a los jovencitos leprosos que me envían frases vejatorias que consulten con sus mayores por antiguos padecimientos. Están, por fin sentados a la misma mesa.
Caballero cortés como soy, aconsejo no comer de la nuestra: en ella solo hay mendrugos. No los habremos de contagiar con nuestras borrascas endémicas, ni que se tornen, oscuros y rencorosos como nosotros, antes seres habitantes de la luz, hoy atrincherados entre sombras.
Un triunfito contra Lanús es poco y algo a la vez. Prosigan ustedes enarbolando vuestras banderas, venturosos y con júbilo. Levanto, pues la copa de la fraternidad y brindo por vuestras legítimas estrellas jamás adulteradas. Otros escribientes aseguran que me las tomo con la dirigencia auriazul: no los conozco, no soy ni socio, ni me interesan sus vidas apagadas.
Parecen, eso sí, la continuidad de una película repetida en donde los malos nunca mueren y el que era segundón en una entrega hoy es primer actor en la segunda. Somos una hinchada extraña: amamos a pesar de los tormentos, fallecemos de idolatría aún por equipos armados con hilo de coser y técnicos echados a empujones o jugadores rifados.
Lanús vs. Central, una noche de viernes y mi estado espiritual a flor de piel. No me pagan por confesiones pero una cosa tintinea en el alma de este canalla. Nada nos humilla, nada nos mata. Las burlas nos resbalan. Somos samurais irredentos, somos vengativos e impiadosos con quienes osan mancillar la divisa de nuestros hermanos del Parque: anoche hemos hecho justicia para
el fútbol rosarino. No es poca
cosa en estos tiempos egoístas.
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