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lunes,
21 de
agosto de
2006 |
Tabaquismo pasivo
Algunos fuman para tranquilizar los nervios: encienden un cigarrillo en cuanto están tensos o preocupados. Otros lo hacen para estimularse, porque sienten que fumar los pone en forma. Los que fuman por placer necesitan encender un cigarrillo después de comer o ante una taza de café. Están los fumadores habituales, que lo hacen casi inconscientemente. Los "irrefrenables": en el momento en que apagan uno ya están ansiando fumarse otro. No faltan los que necesitan "juguetear" manipulando contiuamente un cigarrillo o cualquier cosa que se le parezca, como un lápiz. Unos y otros han expresado en cartas de lectores su rechazo a la llamada "ley antitabaco". Es de suponer que quienes fumaban en los lugares ahora vedados lo hacían también en sus hogares. Pues bien, hay estudios que señalan que el riesgo de contraer cáncer de pulmón es aproximadamente un 30 por ciento mayor para los cónyugues no fumadores de personas fumadoras que para los cónyugues no fumadores de personas no fumadoras; y que trastarnos respiratorios como disnea, tos y exceso de flema aumenta considerablemente en los hijos pequeños de padres fumadores. Es hora de tomar conciencia que el tabaquismo pasivo-inhlar el humo de los fumadores cercanos, es un peligro para la salud al cual nadie debería verse expuesto involuntariamente.
Carlos Alberto Parachú
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